Avi Loeb es un astrónomo reconocido, antiguo director del departamento de Astronomía de Harvard. El científico, cuyas opiniones siempre causan controversia, acaba de publicar una columna en Scientific American donde plantea que el universo podría haberse formado en un laboratorio por una “civilización tecnológica avanzada”.
El investigador agrega que, de ser cierta esta teoría, la historia del origen unificaría la idea religiosa de un creador con la idea secular de la gravedad cuántica.
“Debido a que nuestro universo tiene una geometría plana con una energía neta nula, una civilización avanzada podría haber desarrollado una tecnología que creara un universo bebé de la nada a través de un túnel cuántico”, escribió Loeb.
Según Loeb, como civilización de bajo nivel tecnológico, los humanos somos de clase C (o una civilización dependiente de su estrella anfitriona).
Si la tecnología de nuestro planeta avanzara hasta el punto de ser independientes del Sol, pasaríamos a formar parte de la clase B.
En tanto, si llegamos a crear nuestros propios “universos bebé” en un laboratorio (como lo hicieron nuestros eventuales creadores) seríamos de clase A.
Según Loeb, hay una gran cantidad de obstáculos para los humanos en estos momentos, uno de los más importantes es la incapacidad de crear “una densidad suficientemente grande de energía oscura dentro de una región pequeña”.
De acuerdo con el astrónomo, si alguna vez lo conseguimos, podríamos unirnos a nuestros supuestos “creadores” en la clase A.
El problema según Loeb, y esta es la parte inquietante, es que es probable que no seamos los únicos que aspiramos a llegar a esa clase.