No se trataba de una broma. El pasado 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes, Miguel Sánchez e Ismael Mena recibieron la llamada más seria de sus vidas.
Ese día los servicios sociales de Castilla y León -la región donde residen en España- les comunicaron que podían convertirse en padres, siempre y cuando estuvieran dispuestos a adoptar a tres hermanas de tan solo seis semanas de vida.
Nunca se habían planteado esa posibilidad, pero en apenas media hora lo tuvieron claro: serían padres de trillizas. Siempre habían querido formar una familia y ahora podían cumplir ese deseo.
«Parece una locura, pero estamos encantados. Es muy intenso porque tres bebés implican mucho trabajo, pero por suerte se portan bien, apenas han tenido cólicos y tienen los horarios muy regulados», le explica Miguel a BBC Mundo mientras sostiene en brazos a una de sus hijas.
Como las bebés nacieron prematuras, no fue hasta el 12 de enero cuando llegaron a su nuevo hogar, una casa con toques tropicales en la que ahora todo se compra por triplicado y donde la logística se estudia al detalle.
Un cochecito doble y uno individual, por ejemplo, son mucho más prácticos que uno triple, explican los recién estrenados padres, que decidieron compartir su historia en Twitter.
El hecho de que las niñas sean tranquilas les da margen para organizarse mejor, aunque aseguran que sin la ayuda desde un inicio de familiares y amigos, «habría sido imposible».
Mientras ellos debían pasar largas horas en el hospital para realizar el contacto piel con piel con las bebés, en su casa una tropa de apoyo iba montando cunas y comprando lo necesario para que todo estuviera listo a su llegada.
«Contamos con una buena red de apoyo que nos ha ayudado mucho. La familia está cerca y tenemos muchos amigos con hijos», cuenta la pareja.
Y ese es un punto clave, el que más valoraron los servicios sociales a la hora de ofrecerles la adopción de las trillizas, incluso más que su situación laboral o económica, explican.
«No hace falta tener un salario muy alto o un trabajo fijo. Se valoran cosas como el entorno, las posibilidades de red o ayuda familiar. Se trata de una visión más de conjunto porque el objetivo es que seas capaz de garantizar el bienestar de las criaturas y suplir sus necesidades», indica Miguel.