El 11 de septiembre de 2001, diecinueve hombres secuestraron cuatro aviones comerciales estadounidenses cargados de combustible que se dirigían a varios destinos de la costa oeste. En total 2,977 personas fueron asesinadas en la ciudad de Nueva York, Washington y a las afueras de Shanksville, Pensilvania.
El ataque fue orquestado por el líder de al Qaeda, Osama bin Laden.
Los estadounidenses conmemoran con ceremonias, voluntariado, exhortos a “nunca olvidar” y llamados de atención al creciente número de socorristas que han muerto o enfermado tras los ataques terroristas.
Se prevé que muchos familiares de víctimas lleguen a la Zona Cero este miércoles, y el presidente Donald Trump tiene programado participar en una conmemoración en el Pentágono. El vicepresidente Mike Pence va a dar un discurso en el lugar del tercer ataque, cerca de Shanksville, Pensilvania.
Dieciocho años después de los ataques terroristas más mortales en territorio estadounidense, la nación sigue tratando de reponerse. Las secuelas de los atentados pueden notarse desde las inspecciones de seguridad en los aeropuertos hasta Afganistán, donde la invasión después del 11-S se ha tornado en la guerra más larga de Estados Unidos.
Las negociaciones de paz entre Estados Unidos y el Talibán colapsaron en los últimos días.
“La gente dice, ¿Por qué vienes aquí, año tras año?’”, dijo Chundera Epps, hermana de Christopher Epps, víctima del 11 de septiembre, el año pasado en una ceremonia en el Centro de Comercio Mundial. “Porque todavía siguen muriendo soldados por nuestra libertad. Hay socorristas que siguen muriendo y enfermándose”.
“No podemos olvidar. La vida no nos permitirá olvidar”, dijo.
Las ceremonias se enfocan en la conmemoración de las cerca de 3,000 personas que murieron cuando aviones secuestrados chocaron contra las Torres Gemelas, el Pentágono y un campo cerca de Shanksville el 11 de septiembre del 2001. Todos los nombres de esas víctimas son leídas en voz alta en una ceremonia en la Zona Cero, donde la hora exacta en que los aviones chocaron y las torres se desplomaron se recuerdan con momentos de silencio y toques de campanas.
Pero en los últimos años ha habido una creciente concientización sobre el sufrimiento de otro grupo de personas relacionada a la tragedia: los bomberos, policías y otros socorristas que murieron o se enfermaron tras estar expuestos a los escombros y toxinas en el aire de la zona.
Aunque continúa investigándose si esas enfermedades están ligadas a las toxinas del 11-S, un fondo de compensación para personas con problemas de salud potencialmente relacionados a los atentados ha entregado más de 5,500 millones de dólares hasta ahora. Más de 51,000 personas han solicitado compensación.
Las víctimas
En el World Trade Center (WTC) en el bajo Manhattan, 2,753 personas murieron cuando los vuelos secuestrados, el 11 de American Airlines y el 175 de United Airlines, fueron estrellaron intencionalmente en las torres norte y sur, o murieron como resultado de los atentados.
De los que perecieron durante los ataques iniciales y los colapsos posteriores de las torres, 343 eran bomberos de Nueva York, 23 eran policías de la ciudad y 37 eran agentes de la Autoridad Portuaria.
Las víctimas tenían edades comprendidas entre dos y 85 años. Aproximadamente el 75-80% de las víctimas eran hombres.
En el Pentágono, en Washington, 184 personas murieron cuando el vuelo 77 de American Airlines, que había sido secuestrado, se estrelló contra el edificio.
Cerca de Shanksville, Pensilvania, 40 pasajeros y miembros de la tripulación a bordo del vuelo 93 de United Airlines murieron cuando el avión se estrelló contra un campo. Se cree que los secuestradores estrellaron el avión en ese lugar, en lugar de su objetivo desconocido, después de que los pasajeros y la tripulación intentaron retomar el control de la cubierta de vuelo.