Un estadounidense muere de coronavirus en China

Un estadounidense de 60 años ha muerto a causa del nuevo coronavirus, la primera muerte confirmada de la enfermedad que no es de origen chino, dijeron las autoridades de EEUU, mientras millones de chinos comienzan a regresar a sus hogares después de un receso del Año Nuevo Lunar que se extendió para tratar de contener el brote.

Aunque la gran mayoría de los casos han sido en China, el virus se ha extendido a unas dos decenas de países en el extranjero, y los últimos casos de este tipo incluyen cinco ciudadanos británicos infectados en un complejo turístico de esquí francés.

El hombre estadounidense murió el jueves en Wuhan, epicentro del brote del virus en la provincia central china de Hubei, dijo un portavoz de la embajada de EEUU en Pekín el sábado.

«Ofrecemos nuestras más sinceras condolencias a la familia por su pérdida», dijo a Reuters. «Por respeto a la privacidad de la familia, no tenemos más comentarios». Un japonés de unos sesenta años y hospitalizado con neumonía en Wuhan también murió después de sufrir síntomas consistentes con el nuevo coronavirus, dijo el ministerio de Asuntos Exteriores de Japón.

El número de muertos en la China continental ascendió a 722 el sábado, según las autoridades, y está a punto de superar las 774 muertes registradas en todo el mundo durante el brote de Síndrome Respiratorio Agudo y Severo (SARS) de 2002-2003.

La mayoría de las muertes en China se han producido en Wuhan y en sus alrededores. En toda la China continental, el número de casos fue de 31.774 hasta el sábado.

El virus se ha extendido a 27 países y regiones, según un recuento de Reuters basado en informes oficiales, infectando a más de 330 personas. Se informaron de dos muertes fuera de la China continental, en Hong Kong y Filipinas. Ambas víctimas eran ciudadanos chinos.

Entre los últimos pacientes se encuentran cinco ciudadanos británicos que se alojan en el mismo chalé en una estación de esquí de la Alta Saboya, en el sudeste de Francia, según las autoridades sanitarias, lo que hace temer que se produzcan nuevas infecciones mientras familias británicas se dirigen a los Alpes durante las vacaciones escolares de mitad de curso.

Los cinco se habían alojado en el mismo chalé con una persona que había estado en Singapur. No estaban en un estado de salud grave, dijeron los responsables del personal sanitario.

La economía china se normalizará el lunes, cuando millones de personas regresen de las provincias a las grandes ciudades después de la mayor festividad del año, la cual fue extendida, aunque muchos lugares de trabajo permanecerán cerrados y muchos trabajadores continuarán con su labor desde casa.

La fábrica de Tesla en Shanghái reanudará su producción el lunes, dijo un representante del gobierno el sábado.

Apple Inc dijo que estaba trabajando para reabrir sus oficinas corporativas y centros de atención al cliente en China y estaba haciendo los preparativos para reabrir los comercios minoristas allí.

Pero las autoridades chinas han bloqueado un plan del proveedor de Apple Foxconn para reanudar la producción a partir del 10 de febrero por la preocupación de la propagación del virus, informó el sábado el periódico financiero japonés Nikkei.

El virus ha sido un golpe para la ya lenta economía de China, con Goldman Sachs recortando su objetivo de crecimiento del PIB del primer trimestre al 4% desde el 5,6% anterior y diciendo que es posible un golpe más profundo.

«Ciertamente no será un regreso a la normalidad la próxima semana», dijo Julian Evans-Pritchard, economista principal de China en Capital Economics en Singapur.

«Cuanto más tiempo continúe esta interrupción, mayor será el riesgo de que afecte al empleo y mayor el riesgo de un golpe mucho mayor a la economía», dijo.

«ES DIFÍCIL DECIR CÓMO DE LETAL SERÁ»

Los responsables de salud no saben aún con certeza cómo de mortal es la enfermedad.

«Es difícil decir cómo de letal es esta novedosa infección de coronavirus», dijo a Reuters el profesor Allen Cheng, experto en enfermedades infecciosas de la Universidad de Monash en Melbourne.

«Aunque la mortalidad bruta parece ser de alrededor del 2%, es probable que haya muchas personas infectadas que no se hayan hecho la prueba… Probablemente no sabremos la verdadera fatalidad del caso hasta dentro de un tiempo».

La noticia del fallecimiento el viernes de Li Wenliang, un médico que fue reprendido por la policía por haber dado la alarma sobre el nuevo coronavirus, desató la indignación en las redes sociales en China y reavivó los recuerdos de lo lento que fue Pekín en contarle al mundo el brote de SARS.

El gobierno comunista de Pekín ha sellado ciudades, cancelado vuelos y cerrado fábricas para contener la epidemia, una respuesta que ha tenido un efecto dominó a nivel mundial para los mercados financieros y las empresas que dependen de la segunda economía más grande del mundo.

Hong Kong, gobernado por China, introdujo el sábado una cuarentena de dos semanas para todas las personas que lleguen del continente o que hayan estado allí durante los 14 días anteriores.

Si bien China está soportando la mayor parte del virus, la ansiedad aumenta en toda Asia, y Japón está alarmado por el creciente número de casos a bordo de un crucero en cuarentena, las principales empresas extranjeras se retiran de una exposición aérea internacional en Singapur, y Tailandia pierde dinero porque los turistas chinos se quedan en casa.

Otras tres personas en el crucero frente a Japón dieron positivo en el test de coronavirus, lo que eleva el número total de casos confirmados del barco a 64, según el ministerio de Salud de Japón.

Royal Caribbean Cruises Ltd prohibió el viernes «a cualquier huésped con pasaporte chino, de Hong Kong o de Macao, independientemente de la última vez que estuvo allí» subir a los barcos de la compañía.

La Organización Mundial de la Salud advirtió el viernes contra la «innecesaria y poco útil categorización de individuos basada en la etnia».

(Información de Ryan Woo, Colin Qian, Se Young Lee, Yan Zhang, Cheng Leng, Judy Hua y Lusha Zhang en Pekín; Brenda Goh, Samuel Shen, Yilei Sun en Shanghái y Marine Pennetier y Sarah White en París; Escrito por Stephen Coates y Nick Macfie; editado por Frances Kerry; traducido por Andrea Ariet en la redacción de Gdansk)


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