En una escena que se repite en cadena diariamente y que sigue sobrecogiendo a los norteamericanos, miles de cadáveres de muertos por coronavirus, arden en cajas de cartón y las llamas de los crematorios de funerarias y cementerios casi en toda la nación, mientras los contagios siguen aumentando sobrepasando el millón de casos y los cadáveres se cuentan por miles.
Miles de muertos por COVID-19 en arden en cajas de cartón y llamas en crematorios de la ciudad y otros estados. En la foto, el profesor de ciencias mortuorias de CUNY, David Penpent observa un montón de ataúdes apilados. (Fuente externa).
Aunque las autoridades de casi todos los estados más afectados, como Nueva York, Nueva Jersey, Florida, Massachusetts y otros, anuncian diariamente que el pico de la pandemia está descendiendo y se preparan para la reapertura, la propagación está recuperando su fuerza, especialmente en lugares abiertos antes de tiempo.
El especialista David Penpent, profesor asociado de la Escuela de Ciencias Mortuorias en la Universidad de Nueva York (CUNY), dice que estuvo en una capilla de una funeraria en Queens, donde junto a dos de sus estudiantes, movió treinta cuerpos de muertos por coronavirus, que llevaron a un camión en cajas de cartón y madera, marcados para ser quemados.
Uno por uno, relata el profesor Penepent, sacaron los cadáveres en camiones de la capilla situada en la parte trasera de la funeraria, que primero alinearon en el pasillo y luego los llevaron a dos camionetas estacionadas en el frente.
Con la ayuda del personal de la funeraria colocaron suavemente las cajas en la parte trasera de uno de los vehículos, el primer paso en un largo viaje a un crematorio fuera del estado de Nueva York.
«No se trata solo de restos móviles, sino de manejar a los seres queridos de las personas», dijo Penepent. «Y hay que hacerlo con cuidado y compasión, respeto y dignidad».
Desde principios de abril, Penepent, de 57 años de edad, y sus estudiantes han estado transportando a los difuntos de las funerarias de Nueva York a crematorios en lugares tan lejanos como Pensilvania y Vermont, ayudando a las familias en duelo y quitando algo de la presión de un sistema forzado por la epidemia.
El propietario de la funeraria Gerard J. Neufeld Funeral Home en Queens, que lleva su nombre, llama a la operación «Manos con un Corazón» y añade que es un regalo del cielo. La funeraria está a solo unas cuadras del hospital Elmhurst una de las zonas consideradas epicentro del virus en Estados Unidos.
De los 50 crematorios en todo el estado, solo cuatro están en la ciudad y luchando para mantenerse al día con la demanda.
En Semana Santa, movieron 70 cuerpos. La semana pasada, usando dos camionetas, el 150 y la siguiente semana esperaban llevarse 300 cadáveres más.
Agencias federales y locales enviaron hace dos semanas a Nueva York unos 130 camiones refrigerados usados como morgues temporales en hospitales de todo el estado.
Hay funerarias que de 10 cremaciones a la semana han pasado hasta casi 300 y de ocho horas normales de trabajo al día, han tenido que laborar entre 14 y 16 tratando de responder a las demandas, lo que tampoco han podido hacer.