RD.- Siempre dicen que detrás de un hombre exitoso siempre hay una excelente mujer y esposa, que lo ayuda a guiar sus pasos por el camino correcto.
La hermosa Juliana Ramírez, nativa de Goiânia del centro oeste de Brasil y casada con la estrella del béisbol Manny Ramírez, es una de esas esposas que con el paso del tiempo siempre están al lado de su cónyuge.
Para esta brasileña, con un notable acento dominicano, 00 años al lado del dominicano han sido algo maravilloso.
En dicho período han procreado dos hijos, Manny Junior, de 17 años; y Lucas, de 13 años.
Juliana es una mujer que tiene una mirada hipnotizante y una gran persona de admirar.
Sera esa mirada que hizo que el dominicano Manny Ramirez se perdieron locamente enamorado de la Brazileña.
Un amigo en común, en Boston, la invitó a salir una noche y le presentó a Manny, desde entonces empezaron a encontrarse y a conocerse.
Más adelante el jefe de donde trabajaba como “hostess” sabía con quién ella estaba saliendo, ya que él iba constantemente a llevarle flores y comida entre otros detalles.
“Mi jefe me preguntó, ¿Juliana, ese es tu novio? le dije que sí y me respondió, ese es Manny Ramírez y le dije si.
Y él comenzó a decirme que era de los Medias Rojas y que era famoso”, expresa Juliana, mientras en sus ojos se ve la alegría de narrar y recordar lo sucedido.
Confiesa que en esa época no sabía qué era el béisbol, ya que venia de Brasil, un país donde el deporte tradicional es el fútbol y en ese tiempo no era conocida la pelota como ahora lo es allá.
Además, explica que con el paso del tiempo se dio cuenta que era novia de un beisbolista famoso, y para ella fue igual.
“Siempre lo he apoyado en todo, mi esposo nació para esto, tiene un talento natural”.
Jugar en el país: Juliana señala que ya su esposo estaba decidido a no jugar, le comentó que se iba a quedar en la casa a pasar más tiempo con su familia .
Y ella le dijo que no se iba a quedar en la casa, que él tenía mucho años por delante para seguir.
“Ya él quería quedarse con sus hijos, pero me dolía al verlo practicar en el hogar y se que del que y siempre dio en primer lugar.
Le dije que volviera porque tú tienes potencial todavía… vas a terminar bien tu carrera”. aconsejó.
Le encanta el país, confiesa que está enamorada de la gente, de la comida.
Es la primera vez que dura tanto tiempo en territorio dominicano y le fascina el estadio Cibao, dice que es el más alegre y se declara aguilucha y con sangre amarilla.
La han tratado muy bien y que se siente muy feliz porque han apoyado a su esposo.
“Me ha gustado mucho la comida, no puedo escoger solo un plato porque me encanta el mofongo, el chivo, el conejo, las arepitas de yuca, el morisoñando de chinola, dulce de coco y los bizcochos“, indicó.
Mirando hacia el futuro acotó lo siguiente: “Le pido a Dios que nos guarde y guíe, que nos dé mucha salud a nosotros y a todos los dominicanos”.