Expectativa e incertidumbre se combinan para describir la toma de posesión, este domingo 16, de Luis Abinader como el presidente constitucional de la República, un hombre de 54 años llamado a agotar quizás el período de mayores retos y desafíos para un jefe de Estado dominicano, por las dificultades, en diversos ámbitos, que presenta la pandemia del COVID-19.
Elegido presidente en su segundo intento buscando la primera magistratura de la nación, Abinader se juramenta frente a un país ansioso de soluciones a problemas históricos, algunos de los cuales agudizados por los efectos que genera el nuevo coronavirus.
La académica Raquel Peña, quien asume como vicepresidenta del país, se convierte este domingo en apenas la tercera mujer que ocupa esa posición en República Dominicana. La primera fue Milagros Ortiz Bosch, en el período 2000-2004.
Bajo la promesa en campaña de generar un cambio desde la dirección de la administración pública en beneficio de la colectividad social, el casi instalado presidente sembró esperanza en mucha gente que, tras votarlo mayoritariamente en las urnas, el 5 de Julio pasado, ahora esperan que Luis Abinader dé lo mejor de sí dirigiendo los destinos nacionales.
Relanzar la economía, combatir el desempleo (agravado por la pandemia) y aspectos varios en el sistema nacional sanitario deben estar entre las prioridades de la administración de gobierno que se estrena este domingo.
Para esos temas ya Abinader ha dicho haber definido planes con su equipo, y un pueblo optimista aguarda el inicio de las medidas que serán implementadas para contrarrestar los desafíos.
Como una mayoría de los dominicanos piden casi a gritos que el nuevo gobierno enfatice sus esfuerzos en eficientizar aspectos sociales y económicos, así también otros esperan que se persiga y castigue la corrupción.
En definitiva, será el discurso del presidente Abinader ante la Asamblea Nacional que estará enviando las primeras señales de por lo menos cuáles serán las intenciones políticas que abrazarán las autoridades entrantes para atender las demandas y necesidades de una población que sin duda mostró inconformidad con el gobierno saliente.
El discurso ¿qué trae?
Para el público es un secreto el contenido del discurso que dirá Abinader tras juramentarse, aunque algunos coligen que vendrá con una “descarga política”, de fuertes críticas hacia el desenvolvimiento que desempeñaron quienes le entregan el poder.
Una frase del próximo ministro administrativo de la Presidencia, José Ignacio Paliza, de que el PRM recibirá un país “roto”, dio lugar a pensar que la intervención del presidente electo vendrá acompañada de fuertes descalificaciones contra el gobierno que termina.
A pesar de las conjeturas que se puedan hacer, es todo un misterio lo que dirá el presidente Abinader.