Idolatrado en su país natal, David Ortiz recorría las peligrosas calles de Santo Domingo con poco o nulo personal de seguridad. Confiaba en que sus fanáticos lo protegerían.
Así, el “Big Papi” se encontraba con la guardia baja incluso en lugares concurridos, como el Dial Bar and Lounge.
Donde la elite de los negocios y los espectáculos en República Dominicana puede entremezclarse con figuras más oscuras, en un país donde suelen amasarse fortunas mediante el narcotráfico y el lavado de dinero.
Este martes, el extoletero de los Medias Rojas se encuenta en terapia intensiva en Boston, donde se recuperaba del balazo que recibió en la espalda el domingo en el referido bar.
En tanto, la policía investiga qué aspecto de la vida de un héroe deportivo dominicano pudo haberlo convertido en blanco de lo que pareció ser un atentado directo en su contra.
Ortiz estaba tan relajado el domingo en el bar al aire libre que le daba la espalda a la acera poco antes de las 9 de la noche, en el momento en que un sujeto, llevado al lugar por otro en una motocicleta, se le acercó y le disparó a quemarropa antes de huir.
Quien fue llevado el lunes por la noche en un avión-ambulancia a Boston, para recibir más tratamiento, incluida una cirugía exploratoria de dos horas.
La esposa de Ortiz, Tiffany, dijo en un comunicado que el exdeportista se encontraba “estable y despierto”, mientras “descansaba cómodamente” en el Hospital General de Massachusetts, donde permanecería por varios días.
Deivi Solano, abogado de Féliz García, dijo que su cliente no tenía idea de a quién trasladaba en la moto a cambio de una tarifa, ni de qué iba ocurrir cuando el pasajero descendiera.
“Él no sabía a qué iba. Es un fan de David”, aseguró Solano poco antes de que Féliz García debiera comparecer ante la corte. Ortiz tiene una casa de seis alcobas en el adinerado suburbio bostoniano de Wenton, Massachusetts, que comparte con su esposa y sus tres hijos.
Sin embargo, ha puesto a la venta la propiedad de unos seis millones de dólares. Visitaba a su padre y a su hermana en Santo Domingo unas seis veces al año, de acuerdo con un amigo cercano, quien habló con la AP a condición de anonimato por la índole delicada de la situación.
Era inevitable que el exjugador dominicano se topara con personajes cuestionables de la escena social en Santo Domingo. Sin embargo, guardaba su distancia una vez que se le advertía sobre los sombríos antecedentes de esos personajes, afirmó el amigo. “Pudo ser que hablaba con esos tipos pero no sabía quiénes eran”, explicó. “Se protegía mucho de ese mundo”.
No obstante, la policía investiga si alguna relación, así fuera fugaz, que el pelotero pudo haber tenido en Santo Domingo desató una cadena de sucesos que llevó al ataque, dijo un segundo agente a la AP.
Esa autoridad se negó a dar detalles adicionales sobre el tipo de relación que pudo haber tenido Ortiz o sobre otros aspectos de una investigación que se desarrollaba a paso veloz.
Ortiz se sentía completamente seguro en su país natal, insistió el amigo. Los admiradores lo saludaban adondequiera que iba. “Él se siente protegido por las mismas personas, él es una de las personas más queridas de la República Dominicana.
Él no se sentía miedo a pesar de que existe una delincuencia callejera. Los mismos muchachos de los barrios peligrosos lo respetaban”. Ortiz guio a los Medias Rojas a tres campeonatos de la Serie Mundial, incluido el de 2004 que fue su primero en 86 años de sequía.
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