Los ciudadanos en España ven cada vez más próxima la vuelta a la normalidad con el fin desde este sábado del uso obligatorio de la mascarilla en espacios abiertos, aunque preocupa un ligero repunte de contagios, en especial entre jóvenes.
El final de la obligación de llevar la mascarilla en la calle fue recibido con alivio después de más de un año de obligatoriedad, aunque la medida también es vista con preocupación por quienes la consideran prematura.
Mientras unos celebraron desde la medianoche el fin de la obligatoriedad, otros la siguieron llevando, ya sea por costumbre o por precaución.
Cuando los relojes marcaron las 00:00 hora local, muchos lanzaron sus mascarillas al vuelo en ciudades como Madrid, pero luego a lo largo del día se seguía viendo a mucha gente con ella.
A partir de ahora no es obligatorio llevarla puesta, solo llevar una consigo por si es necesario cuando no sea posible mantener la distancia de seguridad, en casos como aglomeraciones de gente, mientras que sigue siendo preceptivo en interiores, como transporte público o comercio.
Aunque algunos celebraron con “aplausos y gritos” el liberarse en la calle del cubrebocas, sobre todo jóvenes, otros al salir de casa repetían la costumbre de ponérselo y entre los mayores eran más los que seguían llevándolo por precaución. Otros lo llevaban colgado de una oreja o en la mano.
“No me siento cómoda sin llevarla, por lo menos hasta que pase algo más de tiempo y vea que se está normalizando y que al quitarse la mascarilla no pasa nada, que está todo bien, voy a seguir llevándola”, comentaba a EFE una mujer, Alba, en el centro de Madrid.
Las autoridades insisten en reclamar responsabilidad a la población, especialmente, a los jóvenes, el sector con menor porcentaje de vacunación.
La incidencia de COVID-19 ha experimentado un ligero repunte en España, hasta los 95 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos catorce días, un nivel considerado en el país de riesgo medio de la enfermedad, pero casi el doble que los 50 casos que marcan el riesgo bajo.
Por eso preocupan especialmente episodios con el de cientos de jóvenes, hasta ahora más de medio millar, que se contagiaron en viajes de fin de curso, la mayoría en fiestas en barcos y hoteles en la isla mediterránea de Mallorca.
Al regresar a sus regiones de origen, comenzaron a aflorar los contagios y solo en Madrid (centro) hay cerca de 3.000 jóvenes en cuarentena.
Un episodio que se produce días después de que reabriera el ocio nocturno, aunque con limitaciones, y justo cuando el Reino Unido a incluido a las islas Baleares, a las que pertenece Mallorca, entre los destinos seguros frente al COVID-19, el único por ahora en España, para los turistas británicos.
El temor ahora está en la variante delta, la detectada en India, que aunque hasta el momento representa un porcentaje mínimo de contagios en España, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades ha alertado de que para finales de agosto puede representar el 90 por ciento de los casos en Europa.
Las autoridades sanitarias españolas observan que esta variante es “probablemente” más contagiosa, con mayor probabilidad de ingreso hospitalario y con menor protección de las vacunas.
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