Hace justo un año, el médico dominicano Wendy Jorge Rodríguez atendió el primer contagiado de coronavirus de la región española de Extremadura (oeste), donde trabaja, un hombre de Perales del Puerto (provincia de Cáceres) que venía de Italia con fatiga y tos.
«Lo desconocido lleva a la incertidumbre, pero mi trabajo es salvar vidas», un propósito que no permite enrocarse en el miedo, reflexiona desde el recuerdo el médico, de 40 años, natural de la República Dominicana, que también trabajó en EEUU y Sudáfrica, hasta que llegó a la localidad de Hoyos (Cáceres).
El 28 de febrero de 2020, el doctor Wendy estaba de guardia en el Punto de Atención Continuada (PAC) de ese municipio. Horas antes, había asistido a una reunión facultativa para tratar varios aspectos relacionados con un virus que, en aquellos momentos, según reconoce, «sonaba algo lejano»… en China, en Italia.
Cuando el reloj marcaba las 15.45 horas (14.15 GMT), relata a EFE, un hombre, acompañado de su mujer, llegó al centro de salud para ser atendido de «un malestar general de varios días».
Tras oír la primera explicación de los síntomas, «no me saltaron todas las alarmas, pero opté por ponerme la mascarilla», cuenta.
Sin embargo, cuando la mujer le dijo que su marido, camionero de profesión, acababa de llegar de Italia, «lo que creía algo lejano y desconocido se convirtió en algo muy próximo: lo que veía en las noticias estaba delante de mí».
INCERTIDUMBRE Y MIEDO
Merced a esas primeras pautas de protocolo ante esta infección tratadas en la reunión facultativa previa, el médico se puso el equipo de protección individual (epi) y comenzó la exploración del paciente.
La fiebre y la deficiencia respiratoria se unieron a la tos y a ese malestar general, para el que este camionero, que había recorrido varias «zonas rojas de coronavirus» de Italia, tomaba paracetamol desde hacía unos días.
Activó el protocolo asistencial, vino el director médico de Salud y el paciente fue trasladado en ambulancia a un hospital. El paciente se fue, «pero la incertidumbre se quedó», según Wendy Jorge, asmático, quien en esos momento se preguntaba si esos primeros minutos que estuvo sin mascarilla habían sido suficientes para contagiarse él.
Mientras estuvo aislado en su domicilio durante 15 días -nunca se lo dijo a su familia dominicana para no preocupar- y se le practicó una prueba de diagnóstico PCR, que fue negativa. El ambulatorio se limpió a fondo.
«Cómo sería esa primera incertidumbre, que una trabajadora de la limpieza general, al ver tanto dispositivo de prevención y gente con epi, renunció a su puesto de trabajo», detalla para intentar reflejar el miedo que algunas personas pueden tener.
ANTE TODO, SALVAR VIDAS
Aún así, este medico dominicano no intuía en aquellos días que, un año después, habría más de tres millones de contagios y alrededor de 69.000 muertos en España.
«Desgraciadamente y, a la vez, afortunadamente, hemos aprendido mucho en estos 12 meses sobre la pandemia, desde cómo atender a este tipo de pacientes hasta qué hacer en materia de seguridad y protocolos para evitar los contagios». «Si el que cuida no se cuida, de nada sirve», añade.
La casualidad, como así la define, quiso que uno o dos días después de reincorporarse al trabajo, la segunda persona positiva de covid-19 en Hoyos también fuese atendida por él. Una mujer de más de 80 años que precisó cuidados intensivos, pero «que salió adelante».
«Estas personas son un ejemplo de lucha por la vida y las que nos dan el empuje necesario para seguir en primera línea. Nuestro trabajo es salvar vidas y a ello nos debemos», remarca con seguridad y devoción.
MUY CRÍTICO CON LOS NEGACIONISTAS
Convencido de la eficacia de las vacunas, el doctor Wendy se muestra muy crítico con los negacionistas de la pandemia. «No saben lo que es buscar oxígeno a bocanadas, sentir que se ahogan o perder a un ser querido… generan -agrega- decepción con el ser humano».
Además están los que llegan a la consulta «exigiendo de todo» (toda la asistencia sanitaria necesaria) después de relatar que «vienen de una cena» o de un lugar en el que no se han puesto la mascarilla.
El médico concluye con un mensaje para quienes critican la sanidad pública española: «No se valora lo suficiente lo que aquí tenemos. En España, lo primero es la vida del paciente; en muchos países, lo primero es pagar y luego, y si hay medios, se atiende al enfermo».
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