Rysheim Smith fue sentenciado el lunes a un mínimo de 25 años de prisión por el sonado caso de Zymere Perkins, su hijastro de 6 años que fue torturado física y mentalmente, y dejado de alimentar, entre otros castigos, hasta morir en 2016, en un apartamento “de horror” en Harlem (NYC).
Fue uno de los casos de abuso infantil de más alto perfil que la ciudad ha visto en los últimos años y que expuso grave negligencia en la Administración de Servicios para Niños (ACS). Incluso la madre del niño, Geraldine Perkins, se declaró culpable de homicidio involuntario y, a cambio de su escalofriante testimonio, logró una pena menor.
Una autopsia reveló que Zymere había sufrido más de 30 fracturas de costillas y estaba desnutrido y cubierto de heridas. Smith, de 42 años, fue declarado culpable el año pasado de homicidio y poner en peligro el bienestar de un menor por su papel en la horrible muerte del niño, sucedida el 26 de septiembre de 2016.
El anuncio de su pena estaba programado para el 27 de marzo del año pasado, pero se retrasó debido a la pandemia. Finalmente fue sentenciado el lunes por cinco cargos, el mayor de 25 años a cadena perpetua; todas las penas se ejecutarán al mismo tiempo, destacó NBC News.
“La muerte de Zymere Perkins fue una tragedia impensable que envió ondas de choque a la ciudad e inspiró un ajuste de cuentas sobre cómo funciona nuestro sistema de servicios sociales para proteger a los más vulnerables de Nueva York”, dijo el fiscal de distrito de Manhattan Cy Vance después del veredicto de culpabilidad, en enero de 2020. “Zymere era un niño inocente e indefenso de 6 años que sufría una violen-cia constante e inconcebible a manos de Rysheim Smith. (Fue un) horrible asesinato”.
Zymere murió después de un largo patrón de abuso a manos de Smith presenciado por su madre, alegaron los fiscales. Según la denuncia penal, el apartamento de Harlem (606 W. 135th St) donde vivía el niño era un lugar vil y repugnante infestado de cucarachas y sin electricidad. Había comida podrida en la nevera y grandes cantidades de moho, óxido y hongos en el baño.
El niño sufrió meses de abuso por parte de su madre y su novio. El día que murió, Smith supuestamente lo golpeó con una escoba y lo colgó de la camisa en la parte trasera de la puerta del baño. Según una denuncia penal, la madre informó haber visto a Smith golpear a su hijo en las costillas y el estómago varias veces y levantarlo por el cuello.
Su muerte fue declarada homicidio por el médico forense de la ciudad. Una investigación determinó además que el niño mu-rió por el síndrome de abuso infantil fatal, lo que significa que mostró evidencia de abuso y negligencia aguda y crónica.
Un informe estatal condenatorio después de la muerte de Zymere reveló que varias personas que se preocupaban por el niño habían llamado a la ACS desde cuando él era un bebé.
Geraldine Perkins testificó contra Smith en el juicio, después de declararse culpable de homicidio involuntario. Pero los abogados de su novio afirmaron que ella fue responsable de la muerte de su hijo.
Cinco trabajadores de casos de ACS fueron puestos en servicio de escritorio después de la muerte de Zymere, y otros cuatro fueron suspendidos durante un mes sin paga. Una investigación realizada por la oficina del Contralor Scott Stringer encontró que al menos 10 niños murieron dentro de los tres meses bajo la supervisión de la agencia de la ciudad, ese mismo año 2016.
Después de la muerte del niño, ACS experimentó cambios radicales en un esfuerzo por prevenir futuras tragedias de violencia doméstica y maltrato infantil. Un alarma que se había encendido exactamente una década antes, en 2006, con la muerte de la niña hispana Nixzmary Brown, también agredida por su padrastro con la complicidad de su madre, en Brooklyn.