RD.- Rosita G., nació prematura, con 27 semanas de gestación. Para el personal de salud de Neonatología del Hospital General Manta del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), es un símbolo de lucha por la vida en medio de la pandemia del COVID-19.
Evelyn L, su madre, ingresó a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), el 23 de marzo, afectada por COVID-19 y con 27 semanas de embarazo.
El personal médico, luego de tres días de tratamiento y mantenerla en observación, decidió realizarle una cesaría de emergencia a la madre primeriza. Al siguiente día del alumbramiento, Evelyn perdió la batalla contra la pandemia.
Rosita G., nació el 26 de marzo a las 20h40, pesó apenas 930 gramos; permaneció seis días con ventilación mecánica y más 25 con alimentación enteral mínima y nutrición parenteral (alimentación suplementaria), hasta que logró alcanzar el aporte proteico necesario.
La pequeña Rosita, a su corta edad, pasó por tres transfusiones de sangre para poder superar la anemia de prematuro; hace 18 días dejó completamente la sonda orográstrica y paso a recibir su alimentación por succión; desde la última semana ganó 50 gramos diarios de peso, hasta alcanzar 1970.
Le realizaron dos pruebas de hisopado, en la cuales los resultados fueron negativos para COVID 19. “Desde hace dos meses, en medio de la incertidumbre, en medio del desconcierto y el miedo, tuvimos la oportunidad de entender el milagro de la vida, su lucha, su cambio y también la muerte.
Pero en todo este tiempo he aprendido el valor de las pequeñas cosas, sobre todo el de los grandes momentos, Dios me permitió ser testigo de ellos”, manifestó Íbelice Zambrano, responsable de Neonatología del Hospital Manta.
El grupo de profesionales que asistieron a la madre de la pequeña guerrera, recuerdan sus palabras después de la cesaría: “Doctores, quiero conocer a mi hija”, la miró y les pidió que cuidaran a su bebé, que cuidaran a su Rosita, que ese era el nombre escogido para su hija.
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