El juez Job García Hurtado, del Segundo Juzgado de la Instrucción del distrito judicial de Santiago, varió la prisión preventiva por una garantía económica de un millón de pesos y colocación de grilletes a un hombre al que le habrían ocupado 28 kilos de crack, éxtasis, otras drogas y una pistola ilegal.
Nelson Daniel Ceballos Martínez, conocido como el «Rey del Crack», debe pagar la fianza a través de compañía aseguradora.
La prisión preventiva fue cambiada por la sala durante la revisión obligatoria de la medida de coerción, impuesta por el juez de Atención Permanente en julio del 2024.
El fiscal titular de Santiago, Osvaldo Bonilla, rechazó la decisión que favorece al presunto traficante. Entiende que ese cambio de medida cautelar es una evidente contradicción con la gravedad de los hechos. El titular de la fiscalía, manifestó que dentro del plazo correspondiente apelará la decisión que, «en su ligereza, desconoce los esfuerzos de las autoridades contra el narcotráfico y el crimen organizado».
Según el Ministerio Público, «El Rey del Crack» es el mayor traficante de drogas del distrito municipal Santiago Oeste y la sofisticada operación que dirigió para la distribución y comercialización de sustancias lícitas lo llevó a dominar el mercado en Santiago y gran parte de la región del Cibao.
Su arresto se produjo luego de que la fiscalía tramitara las órdenes de allanamiento 2024-AJ0008484, y 2024-AJ0007590, en la residencia de Ceballos y un segundo implicado, en Los Tocones del sector La Ciénaga, en Santiago.
Durante la intervención, las autoridades encontraron en un closet, con compartimiento secreto, conocido como caleta, múltiples porciones de cocaína y otras 710 porciones de crack, con un peso aproximado conjunto de 28.4 kilogramos.
Además, se ocupó en el mismo compartimiento secreto, un arma de fuego, tipo pistola, marca Walther, con su cargador y siete cápsulas calibre 9 milímetros, sin documentación.
También, 355 pastillas de éxtasis, y 53 pedazos de esta misma pastilla alucinógena. En la misma residencia se ocuparon 3 balanzas, dos máquinas selladoras, una máquina de contar dinero, tres paquetes de «tairra», y múltiples paquetes de fundas tipo ziploc, entre otros utensilios que evidencian el nivel de experticia que tenía el imputado en el negocio.