Estados Unidos lamentó este viernes más de 1, 800 muertes por Coronavirus o COVID-19, un saldo en leve baja respecto al jueves, según un conteo de la Universidad Johns Hopkins.
Con estos 1.883 nuevos decesos, registrados hacia las 20H30 locales del viernes, la pandemia se ha cobrado en el país la vida de más de 65,776 personas
Se trata del número más alto de fallecimientos registrado hasta el momento por un país en cifras absolutas, aunque en relación a su población Bélgica, España, Italia, Reino Unido y Francia se ven más afectados.
Estados Unidos también tiene el mayor número de personas diagnosticadas con COVID-19, con un total superior a los 1,1 millones de casos registrados oficialmente.
Casi 162,000 personas han sido declaradas curadas.
En los dos días anteriores la cifra de muertes había oscilado entre 2.000 y 2.500.
Los informes diarios en Estados Unidos nunca han caído por debajo de la marca de mil fallecimientos en el último mes.
Y desde mediados de abril, el país está atrapado en una «meseta» que no logra dejar atrás.
Los confinamientos decididos por los estados, de muy variable severidad y mucho menos duros que el que aplicó China, son «una de las razones por las cuales esta meseta se prolonga», dijo a la AFP William Hanage, profesor asociado de epidemiología en la Harvard School of Public Health.
El epicentro de la epidemia estadounidense se encuentra en Nueva York, que continúa registrando casi mil nuevas hospitalizaciones por día debido al coronavirus, aunque el número de muertes diarias ha disminuido drásticamente.
Un mes infinito protagonizado por el COVID-19. El virus se ha cobrado decenas de miles de vidas y sueños en una crisis que empezó meses antes pero que se ha vivido con una mayor intensidad en estos pasados 30 días del calendario.
El coronavirus no ha sido el único protagonista. Del otro lado ha estado la sociedad a la que se le ha dicho que tiene que estar físicamente distanciada para evitar la propagación de esta letal bestia invisible. El encierro en las casas ha coincidido con el primer mes de primavera y oler las flores es más duro con una máscara a la que la mayoría se ha acostumbrado por obligación o por precaución.
Hay quienes han aprendido a trabajar desde sus hogares mientras otros han visto que son tan esenciales sin ser totalmente apreciados. En particular es el caso de buena parte de la comunidad inmigrante que en muchos casos ha quedado en la primera línea de la acción en la cuarentena pero se ha quedado marginada de unas ayudas mínimas para poder mantener la esperanza. En cierta medida, el virus ha elevado el muro dentro del país.
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