Desde el medio oeste al noreste de Estados Unidos, millones de personas se enfrentan a una ola de calor a la que muchos no están acostumbrados y que llevó a las autoridades a emitir este jueves las primeras alertas de la temporada e identificar sitios con aire acondicionado para evitar tragedias.
En varias ciudades se han batido récords de temperatura que continuarán en las próximas horas y se espera que alcancen su punto más alto principalmente en la región noreste del país durante el fin de semana, cuando los residentes de urbes como Concord (New Hampshire) podrían sufrir los 37 grados Celsius; la de Hartford (Connecticut), 36; o Nueva York, 32 grados.
Además, en algunos lugares como la ciudad de Wichita (Kansas) o Lincoln (Nebraska), el termómetro puede alcanzar los 37 grados Celsius la próxima semana, según el Servicio Meteorológico Nacional (NWS en inglés).
El NWS también ha pronosticado que esta ola de calor, que lleva azotando al país durante los últimos tres días, tenga un punto máximo el viernes y el sábado para el valle de Ohio y el medio oeste.
En algunas ciudades como Boston, en Massachusetts, o Manchester, en New Hampshire, llegaron ya a los 36 grados Celsius, mientras que en Caribou, en Maine, la humedad que acompaña al calor provocó una sensación térmica de 39 grados.
En el estado de Nueva York la ola de calor llevó a que escuelas en los suburbios enviaran a casa más temprano a los niños, pero en la ciudad tuvieron un horario normal debido a que la mayoría de centros educativos sí cuentan con aire acondicionado.
«Hoy continuará el calor y la humedad, con temperaturas entre los 35° C y 40° C», advirtió este jueves la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, en su cuenta de X.
Asimismo, Hochul ha ordenado que la entrada y el estacionamiento sean gratuitos en todos los parques, piscinas y playas del estado para que la ciudadanía pueda combatir el calor.
Muchos han optado ya por buscar la sombra de los árboles en los parques y abrir geles hidrantes, como suele ocurrir durante el verano.
Mientras, los residentes del sudeste de Míchigan se enfrentaron en medio de la ola de calor a una tormenta que dejó a miles de familias sin servicio de energía eléctrica, algo que también ocurrió en Pensilvania.
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