Originario de Loma de Cabrera, su trascendencia artística ha sido seguida de cerca por el dominicano, a quien conquistó el corazón desde sus inicios, a temprana edad, luego de participar en el “Primer Festival de la Voz”, un concurso televisivo que buscaba descubrir talentos, en el que se alzó con la quinta posición, lo que ocasionó inconformidad en la audiencia por entender, dada su magistral presentación, que le correspondía ser el ganador.
Desde entonces y hasta la fecha, Fernandito es seguido, querido, mimado y admirado por una heterogénea fanaticada que va desde juventud hasta damas de avanzada edad, quienes procuran, en sus presentaciones, acercarse con el propósito de abrazarlo o desearle bendiciones. Esto habla de su dimensión como ser humano.
Aunque se inició en el bolero, se proyecta de manera exitosa en la bachata y mayormente en el merengue, perteneciendo incluso a la época de “Los años dorados del merengue”.
Fuerza de voluntad y el giro espiritual que le ha dado a su vida han hecho posible que lleve ya 27 años alejado de ese oscuro mundo.
Y ha sido precisamente la búsqueda de mejorar su salud lo que le llevó, recientemente, a someterse a una cirugía bariátrica para ayudarse a perder peso y poder controlar otros temas como su presión arterial.
En un breve diálogo, exclusivo con Diario Libre, el Mayimbe nos habla del presente y el futuro del merengue y muchas cosas más.
—¿Cómo ve el presente y el futuro del merengue?
El presente del merengue es el mismo que fue del pasado. El futuro es maravilloso porque realmente ahora nos estamos encargando de hacer un mejor trabajo que el de los últimos 15 o 20 años.
—¿Hay relevos para sustituir a los músicos que mueren como Johnny Ventura?
Como músico se puede sustituir, claro, pero yo creo que como artista de dimensión, con tantos complementos que tenía Johnny Ventura, es muy difícil que haya sustituto para él.
—¿Cuándo comenzó su carrera?
Desde que nací, mamá decía que yo cantaba, gritaba o hablaba dentro de la barriga para salir de ahí.
—¿Quiénes han sido sus mentores?
Johnny Ventura fue uno de los más importantes, mi padre, Rafael Solano, Manuel Tejada, Yaqui Núñez del Risco, Henry Zarzuela, Antonio Espaillat, Fernando Mateo, Henry Ely, algunos de ellos muertos, el mismo Anthony Ríos, Tano De La Rosa, un sinnúmero que ahora, por hacerlo breve, no los recuerdo todos.
—¿Cuál fue el momento más difícil de su vida?
Wao, el momento más difícil de mi vida… cuando me agarraron preso para tapar la muerte de los hermanos Méndez. Me culparon de andar con droga y eso era mentira.
—¿Y el más feliz?
El día de hoy porque tengo vida y salud.
—¿Ha logrado superar sus adicciones?
Ya llevo 27 años fuera de todos esos males, lo he dicho.
—¿Cómo lo logro?
Con voluntad y la divina conducción del Espíritu Santo.
—¿Cómo se maneja en esta pandemia profesionalmente y en su vida de familia?
Encerrado y comiendo, después de la bariátrica, lo que me toca.
—¿Cómo le va tras su cirugía bariátrica? ¿La recomienda a otros?
Ha sido un poco difícil porque no me dijeron todos los compromisos y la disciplina que debía de llevar. Es muy difícil, bien dura, en mi caso que fui siempre un comelón, he tenido que someterme a disciplina. Pero ha sido bien difícil porque no me prepararon antes el cerebro sobre lo que tenía que hacer y se me ha hecho difícil, pero estamos luchando y aprendiendo.
—¿Ha tenido amenazas de infarto? ¿Cómo anda su salud general?
Sí, hasta me pusieron un stent por una obstrucción en una de las arterias. Ahora, con la muerte de Johnny Ventura, estando en Miami, me sentí impotente al no poder estar junto a él y a su familia. No podía dormir, entonces bebí pastillas para dormir. Yo sufro de presión alta, pero lo que me dio fue un bajón de presión y todavía experimento esos síntomas. No me he podido recuperar. Fui al médico y ahora estoy en tratamiento para elevar cosas que están bajitas y bajar algunas que están altas.