Conmoción se vive en el sector Pastor, de Santiago, en República Dominicana, de donde era originario Fernando Balbuena, el hombre que esta semana murió cuando se arrojó a las vías del metro de Nueva York con su hija en brazos.
Para quienes conocieron a “Niñolo”, como le decían a Balbuena desde pequeño, el suceso es un misterio. No logran entender las causas que pudieron llevarlo a buscar un final trágico para su vida y la de su propia hija, quien salió ilesa.
En el callejón de La Vaca, en Santiago, insisten que el padre era un hombre de bien y dedicado a su familia. Y nunca notaron nada anormal en su comportamiento o estado de ánimo.
“No sabemos, tenemos la duda, si fue que él la tomó, o si fue un accidente”, explica César Lora, cuñado de Balbuena.
Algunos de sus allegados narran cómo en sus viajes al país, el hombre dedicaba tiempo a compartir con sus amigos de infancia y con sus familiares. Recuerdan especialmente su alegría cada vez que venía a disfrutar de las fiestas navideñas.
La tía del hombre, Altagracia Capellan, dice: “Muy bueno con nosotros, con todo el mundo. Era buena gente el ‘Niñolo’”.
Mientras, Carmen Peña, vecina y amiga de la familia, asegura: “Esa era la luz de sus ojos esa niña. En mi mente no me cabe que iba a hacer una cosa así”.
Balbuena saltó a las vías con su hija en brazos cuando se aproximaba el metro a una estación de El Bronx, ante la mirada horrorizada de los demás pasajeros. La niña fue rescatada por un hombre que también aguardaba el sistema de transporte.
A pesar de que Fernando Balbuena no serán enterrado en la República Dominicana, donde nació, sus parientes y quienes lo conocían le ofrecerán oficios religiosos durante todos estos días.
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