El fiscal del distrito de Los Ángeles, George Gascón, anunció durante una rueda de prensa, su decisión de apoyar una nueva sentencia para los hermanos Menéndez, quienes han permanecido durante mucho tiempo encarcelados por el asesinato a tiros de sus padres en 1989.
La autoridad anunció que, tras considerar nuevas evidencias sobre los presuntos abusos sexuales repetidos que los acusados sufrieron por parte de su padre, José Menéndez, solicitará que Erik, de 53 años, y Lyle, de 56, reciban una revisión de su sentencia, lo que podría llevar a que sean liberados en las próximas semanas.
El fiscal indicó que pedirá su liberación bajo palabra y enviará su recomendación a la corta el día de mañana. “Vamos a recomendarle al tribunal [el viernes] que se elimine la condena de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional y que sean sentenciados por asesinato, lo que significaría una condena de 50 años a cadena perpetua”, dijo Gascón en una conferencia de prensa.
El fiscal destacó que debido a su edad al ser sentenciados, ambos serían elegibles para libertad condicional de inmediato, ya que tenían menos de 26 años en el momento del homicidio.
“Bajo la ley de California, cuando una persona es acusada de un crimen, el crimen puede ser revaluado si la persona lleva muchos años en prisión y prueba que se ha rehabilitado y puede reintegrarse sin ser una peligro para la comunidad”, destacó Gascón.
“No hay excusa para su crimen, pero había condiciones que pudieron crear esta situación (…) ellos han demostrado con acciones y palabras que harían todo lo posible para rehabilitarse (…) hicieron todo esto, aun cuando no tenían posibilidades de salir, pues fueron sentenciados a cadena perpetua”.
Varios documentales y series en plataformas como Netflix han puesto de manifiesto instancias de abuso sexual y psicológico que, según los defensores de los hermanos, fueron omitidas o minimizadas en los juicios originales. Las nuevas audiencias se exponen a estas narrativas no solo a través de documentales, sino también de dramatizaciones y muchos se preguntan: “¿Fueron realmente monstruos despiadados o jóvenes quebrados por años de trauma?”.
La revisión del caso Menéndez demuestra la capacidad del entretenimiento de incidir en la percepción pública y, por ende, en los procesos judiciales en curso. Como afirmó el fiscal Gascón, la atención que estos relatos han captado hace que la justicia deba considerar nuevos elementos, lo cual podría cambiar el curso de las resoluciones anteriores.
Agosto de 1989: asesinan a tiros a José Menéndez, ejecutivo de RCA Records en Los Ángeles, y su esposa Kitty Menéndez, en su mansión de Beverly Hills.
Marzo de 1990: arrestan a Lyle Menéndez, que entonces tenía 21 años. Erik Menéndez, de 18 años, se entrega unos días después. Se les acusa de asesinato premeditado.
Julio de 1993: los hermanos Menéndez van a juicio, cada uno con un jurado distinto. Los fiscales argumentan que mataron a sus padres para obtener beneficios económicos. Los abogados de los hermanos no niegan que mataran a sus padres, pero argumentan que actuaron en defensa propia tras años de abusos emocionales y sexuales a manos de su padre.
Enero de 1994: ninguno de los jurados llega a una decisión unánime.
Octubre de 1995: comienza el nuevo juicio de los hermanos, esta vez con un solo jurado. Gran parte de las pruebas de la defensa sobre los supuestos abusos sexuales se excluyen en el segundo juicio.
Marzo de 1996: los jurados condenan a ambos hermanos por asesinato en primer grado.
Julio de 1996: los hermanos son condenados a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.