El geólogo Lance Karlson ha tenido una experiencia que difícilmente olvidará. Y es que, mientras nadaba en una playa de Australia Occidental, notó el golpe de una criatura.
Un pulpo le había atacado, gol-peán-dole el brazo, el cuello y la espalda. Este ataque le dejó notables he-ri-das en su piel, resolviendo el escozor que éstas le provocaban con un conocido refresco.
«No tenía vinagre y resulta que funciona», afirma a ‘7News’. Karlson, antiguo socorrista, reconoce que la picadura no fue tan grave como el gol-pe, que hizo que sus gafas se empañasen, quedando en sho-ck.
Una vez en la orilla, el geólogo logró grabar un vídeo de su ‘amigo’, que le acompañó hasta la superficie. En el vídeo, colgado en su cuenta de Instagram, se ve a un furioso pulpo que mantiene su actitud vio-lenta.
«Más tarde hallé su casa en un cementerio de cangrejos, donde volvió a por mí otra vez», cuenta en su perfil.
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