Cuando Leonardo Sánchez empezó a recorrer los diques del sur de Florida como voluntario da la fauna salvaje en 2011 se dio cuenta de que había un problema grave. Estaban encontrando grandes pitones birmanas de 14 pies de largo a diario.
Pero no fue hasta tres años después cuando el estado decidió poner una recompensa por sus cabezas e inició una campaña de erradicación de pitones.
Sánchez formó parte del primer grupo de ocho cazadores contratados a los que el estado de Florida entregó la llave de los diques donde se congregan las serpientes en zonas del parque restringuidas al publico.
«Estamos luchando con fuerza y haciendo un buen trabajo. Pero definitivamente no estamos ganando la batalla», afirma Sánchez, que explica que cuando las autoridades reaccionaron la población de pitones se había disparado.
Según un nuevo estudio científico del Servicio Geológico de Estados Unidos, las serpientes gigantes, que pueden llegar a medir 20 pie de largo y pesar más de 200 libras, siguen extendiéndose en todas direcciones desde su zona de cría en los Everglades hasta las zonas urbanas de Miami, Palm Beach y Fort Myers, e incluso amenazan con llegar tan al norte como el lago Okeechobee, al sur de Orlando.
El estudio califica el problema de las pitones en el estado de «uno de los problemas de gestión de especies invasoras más difíciles de resolver en todo el mundo», y añade que la población de pitones es desconocida, pero se teme que esté creciendo rápidamente.
A pesar de la intensificación de los esfuerzos para controlar la proliferación de la población de pitones, incluidos perros rastreadores y una cacería anual con un gran premio de 10,000 dólares para la serpiente más grande, todo empieza a parecer una batalla perdida.
El estudio recomendaba una mayor inversión en investigación para hallar nuevas formas de rastrear y erradicar las pitones, y añadía que controlar la invasión de pitones era fundamental para proteger el Parque Nacional de los Everglades, que abarca 1.5 millones de acres de hábitat tropical y subtropical con uno de los ecosistemas más diversos del mundo.
Los constrictores gigantes, no venenosos, se introdujeron en el sur de Florida a principios de la década de 1990, después de que el huracán Andrew destruyera un negocio de reptiles que criaba pitones como mascotas. Se cree que miles escaparon a la naturaleza.
«Fuimos el epicentro», dice Manuel Hernández, un capturador de reptiles local, describiendo el lugar donde las pitones escaparon por primera vez en 1992, en una zona al sur de Miami llamada The Redland, a unos 50 kilómetros al sur de Miami. «Desde aquí se extendieron hacia el sur y el oeste y poco a poco subieron por la costa sureste hacia Miami».
Aprovecharon la extensa red de canales de drenaje de la zona. «Las serpientes cruzan por los corredores, son grandes nadadoras», añadió.
En los últimos años, más de 11,250 pitones han sido capturadas a mano y retiradas por cazadores estatales con licencia, según McKayla Spencer, Coordinadora del Programa de Peces y Fauna No Autóctona de la Comisión para la Conservación de la Pesca y la Vida Silvestre de Florida (FWC).
Varios miles más han sido matadas por ciudadanos a los que el Estado anima a cazar pitones sin necesidad de permiso. «Animamos a los ciudadanos a eliminar y matar pitones de forma humanitaria», dijo Spencer. «Cada pitón eliminada es una pitón menos que tiene un impacto negativo en el ecosistema de los Everglades», añadió.
En la actualidad hay más de 100 contratistas de pitones trabajando para el Equipo de Acción contra las Pitones de la FWC y un Programa de Eliminación de Pitones dirigido por otro entidad estatal, el Distrito de Gestión del Agua del Sur de Florida.
«Soy un amante de los reptiles. Lo hago por diversión», dice Sánchez, un inmigrante de 51 años nacido en Nicaragua que tiene 16 serpientes en casa, pero reconoce que las pitones salvajes están destruyendo las especies autóctonas.
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Si hace buen tiempo, sale por la noche una o dos veces por semana a cazar pitones después de terminar su trabajo diurno de montaje de postes eléctricos. «Es mi lugar feliz. Es donde descargo el estrés de un día de trabajo», así describe su caza nocturna de serpientes.
A veces le acompaña su hija, o forma equipo con otros contratistas. Su mejor captura hasta la fecha ha sido una hembra de 15 pies dos pulgadas, que pesaba 144 libras (54 kilos) y llevaba dentro más de 80 huevos. Calcula que ha capturado entre 150 y 200 serpientes en los últimos 12 años. Los Everglades también proporcionan una dieta abundante para las pitones, incluyendo aves zancudas, conejos y ciervos.
El estudio del USGS halló restos de 76 especies de presas en los tractos digestivos de las pitones, principalmente mamíferos y aves, así como dos especies de reptiles, el caimán americano y la iguana verde. Cuando un equipo de investigadores colocó collares GPS a zarigüeyas locales para rastrearlas, se quedaron perplejos cuando los sujetos que estaban estudiando empezaron a desaparecer. Entonces, uno de los collares apareció en una radiografía del estómago de una pitón.
Un equipo de biólogos capturó el año pasado la pitón birmana más pesada jamás capturada en Florida. La pitón hembra pesaba 215 libras, medía casi 18 pies y tenía 122 huevos, según informó Conservancy of Southwest Florida en un comunicado de prensa.
El equipo fue guiado hasta la hembra mediante radiotransmisores transplantados en serpientes macho para estudiar los movimientos de las pitones, sus comportamientos reproductivos y el uso del hábitat.
Una necropsia también encontró núcleos de pezuñas en el sistema digestivo de la serpiente, lo que significa que un ciervo de cola blanca adulto fue su última comida.
Según la autora principal del informe del USGS, Jacquelyn Guzy, uno de los mayores problemas para controlar la invasión de pitones birmanas ha sido la dificultad de detectarlas visualmente por su piel morena y beige.
Tampoco es fácil atraparlas en la vasta e inaccesible naturaleza de los Everglades. «Las pitones no entran fácilmente en ningún tipo de trampa, ocupan grandes extensiones de hábitat inaccesible y se camuflan muy bien en el entorno subtropical de Florida», escribió.
Además del olfato y la vista, tienen un sentido adicional, dotado de diminutos órganos sensibles al calor que utilizan para cazar, situados a lo largo de los labios.
Aunque los contratistas habían sido eficaces en algunas zonas, había vastos parches en el interior de los Everglades donde los tramperos no se han aventurado. A los cazadores contratados sólo se les permite adentrarse hasta 15 millas dentro de las puertas del parque. «Debe de haber miles de pitones más grandes e inteligentes en las profundidades», afirma.
En una zona, él y algunos de sus colegas capturaron varias serpientes de gran tamaño hace unos años cerca de un dique en un área conocida como el Gran Pantano Los Cipreses. «No había ni un pájaro a la vista cuando llegamos», explica Sánchez. «Allí (las pitones) estaban haciendo un bufé», añadió. Ahora, las aves han regresado e incluso una familia de jabalíes.
Los expertos dicen que las pitones prosperan en la gran red de canales y diques del sur de Florida, capaces de viajar más de una milla en un solo día.
«Les gusta estar cerca del agua», dice Sánchez, que suele encontrarlas en las orillas de los canales y cerca de los diques que se construyeron para contener las aguas de las inundaciones.
Son más fáciles de capturar en los meses de invierno, después de una ola de frío, dice Sánchez. «Se estirarán como si fueran las dueñas del lugar. Necesitan la energía del sol. Lo único que les falta es una silla de playa y una piña colada», bromeó.