Israel ‘Oigo sus voces y golpean la puerta. Estoy con mis dos hijos pequeños’

Más de 300 israelíes muertos, 1.600 heridos y decenas secuestrados es el balance aún no definitivo del ataque armado más sangriento que ha sufrido Israel desde la guerra de 1973. La ofensiva lanzada este sábado por el grupo islamista Hamas bajo el nombre de «Tormenta Al Aqsa» y la consiguiente represalia militar israelí llamada «Espadas de Hierro» llevan a todas las partes a coincidir en una palabra: «Guerra».

50 años y 15 horas después del ataque sorpresa de Egipto y Siria que inició la Guerra de Yom Kipur, el brazo armado de Hamas rompió la calma de Shabat en Israel. La mayor ofensiva del grupo integrista desde que tomara el control de Gaza en 2007 empezó a las seis y media de la mañana con el lanzamiento de miles de proyectiles contra amplias zonas en Israel, incluyendo Tel Aviv y Jerusalén, y como dramático factor diferencial, con la infiltración de decenas de milicianos en numerosas localidades israelíes cercanas al enclave palestino.

Israel, que hasta esta madrugada combatía con algunos de los terroristas infiltrados en ciudades y kibutzim que aún no fueron abatidos o no lograron volver a Gaza, lanzó al mediodía sus primeros ataques aéreos de represalia contra Hamas que, junto a los combates, dejaron un balance de al menos 232 palestinos muertos y 1.700 heridos. Según el ejército, la mayoría de los muertos eran de Hamas.

«Ciudadanos de Israel, estamos en guerra. Los terroristas de Hamas invadieron nuestro territorio y asesinaron a ciudadanos inocentes, bebés y ancianos en sus casas. Es un enemigo que asesina bebés y madres en sus casas, en sus camas», declaró el primer ministro Benjamin Netanyahu tras anunciar «la amplia movilización de reservistas y contraatacar con una fuerza y alcance que el enemigo nunca conoció». Por la noche, anunció venganza por «este día negro» y pidió a los habitantes de Gaza abandonar los lugares donde actúa Hamas.

Netanyahu, que reunió a su minigabinete para estudiar un escenario inédito por el número de muertos en la retaguardia y el secuestro de decenas [muchos más que decenas, según Hamas], afronta el peor ataque en décadas precisamente cuando su país atraviesa la mayor crisis interna de su historia debido a la propuesta de reforma judicial lanzada en enero por su Gobierno ultraconservador investido días antes. La conmoción del ataque de Hamas es tan grande en Israel que crecen las probabilidades para la creación de un «Gobierno de emergencia de unidad» entre Netanyahu (Likud) y los partidos centristas de Yair Lapid y Benny Gantz.

Si el ataque de Egipto y Siria se inició a las 13.50 del 6 de octubre de 1973, el realizado por Hamas que desde hace años gobierna un mini Estado aislado tuvo lugar a las 06.30 de la mañana del 7 de octubre de 2023. Decenas de motos y furgonetas conducidas por milicianos de Gaza cruzaron la verja fronteriza y penetraron en dos ciudades situadas a tres kilómetros (Sderot) y 25 kilómetros (Ofakim), una base militar y kibutzim que como en guerras del pasado en Israel se convirtieron en escenario de duros choques armados y último frente de oposición.

Hamas hizo uso de fusiles, drones, lanchas, proyectiles y misiles antitanque al tiempo que vejaron algunos cadáveres ante las cámaras.

Soldados, jóvenes que participaban en un multitudinario festival de música al aire libre y ancianas con sus cuidadores extranjeros fueron secuestrados según diversas informaciones.

«Me desperté temprano y al poco tiempo empezaron las alarmas que eran numerosas y seguidas a diferencia de lo que yo había vivido en el pasado», cuenta el español Lázaro Herrera que vive en una localidad israelí cerca de la Franja de Gaza. Según explica a EL MUNDO, también escuchó disparos. «En un rato vi un vídeo de terroristas en un todoterreno circulando sin oposición por las calles. El sistema de seguridad ha fallado completamente y es inaceptable teniendo en cuenta donde vivimos y la amenaza constante», añade.

«¡Hay numerosos terroristas aquí! Nunca he visto algo parecido ¿Dónde están nuestros soldados?», nos decía por teléfono con miedo y rabia otro habitante de Sderot que, como otras poblaciones limítrofes israelíes con el enclave palestino, ha tenido un violento despertar que precedió a una jornada de mucha tensión y combates que seguían en algunos kibutzim a última hora de la noche. Pasada la una de la madrugada, fuerzas israelíes lograron rescatar a rehenes en el comedor del Kibutz Beeri.

«Ya habíamos avisado al enemigo, que maldijo al profeta en los patios de la mezquita de Al-Aqsa. Hemos decidido poner fin a todos los crímenes de la ocupación. El tiempo de no rendir cuentas de sus crímenes ya acabó», declaró el jefe del brazo armado de Hamas, Mohamed Deif, en una rara aparición para explicar y presumir de un ataque planeado desde hace meses. Tras revelar que lanzaron 5.000 proyectiles, Deif pidió ampliar los frentes en alusión a una intervención de otros grupos desde el Líbano y Siria. Todos ellos, también apoyados por Irán. Hizbulá y Teherán elogiaron lo que llamaron «heroica operación» y «guerra de liberación de Palestina» pero sin intervenir de forma directa y abierta.

En un llamamiento a palestinos en Cisjordania, Jerusalén Oriental e Israel, el portavoz del brazo armado de Hamas, Abu Obeida, señaló: «Hoy es vuestra oportunidad. Debéis dirigiros ahora a todos los lugares donde está la ocupación. El enemigo está colapsado».

Hamas anunció el cautiverio de «decenas de israelíes, entre ellos soldados y oficiales, que ya han sido trasladados a túneles». El objetivo declarado del grupo liderado por Ismail Haniya y Yahya Sinwar es un canje con los presos palestinos encarcelados en Israel. La casa de Sinwar fue bombardeada por la tarde antes de que Hamas volviera a lanzar una nueva ráfaga de cohetes contra la zona de Tel Aviv dejando varios heridos.

Dado que iniciaron la contienda, su liderazgo político y militar se puso a salvo horas antes en los numerosos túneles que cruzan casas y edificios en Gaza.

Más allá de la euforia por un ataque que ni siquiera Hizbulá, el grupo armado más poderoso de Oriente Próximo, pudo o se atrevió a realizar desde el Líbano contra poblaciones del norte israelí, Hamas teme que la represalia ponga en peligro su régimen.

El oficial encargado de temas civiles con Gaza y Cisjordania, el mayor general Rasan Aliyan envió un mensaje en árabe: «Hamas ha abierto las puertas del infierno para Gaza».

El ministro de Energía, Israel Katz ordenó interrumpir el suministro de electricidad a Gaza donde los habitantes, más allá de las muestras de júbilo de simpatizantes e integrantes de Hamas, temen largos días y noches de bombardeos.

 


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