El vocablo, muy popular entre la población –de todas las clases sociales- es muy específica de un segmento de la población que viene de la música urbana.
“La RAE ha rechazado registrar “teteo” como una forma –ni siquiera coloquial o popular- de hablar”, según expresó el comunicador Wellintong Carpio en un podcast de Nateevos.
El periodista explicó que los giros idiomáticos que tenemos en el país -por tantas influencias- se pueden pronunciar (o tratar) de manera jocosa, pero “no debemos descuidar de la formación básica, que a futuro puede perjudicar” y volverse en contra de los futuros profesionales del país.
Durante su participación especial en “Viajando al origen con Nateevos”, dijo le “preocupa se descuide la forma correcta de hablar” y recomienda tener cuidado con muchos términos que pronunciamos con frecuencia.
-Un teteo es definido por la web “Que quiere decir“, como una fiesta o un “junte” de personas con el propósito de divertirse y pasarla bien, tomando bebidas alcohólicas y otras sustancias.
«La voz “teteo”, recientemente difundida en una canción de gran éxito en República Dominicana, no se registra en los recursos que se encuentran a nuestra disposición. Los creadores la han definido como sinónimo de “baile”, “fiesta”, “rumba”». publicó @RAEInforma.
“Ahora el locutor, abogado, estudiante, ingeniero, periodista, comentarista de radio o televisión y hasta el profesor, parecería que se prestigia, luce actualizado y eleva su nivel idiomático cuando habla y escribe igual que el iletrado que está cherchando y tomando cervezas al son de un estridente reguetón en la esquina del barrio”, comenta Domingo Caba Ramos en un reportaje de DL.
Todo es «teteo», «teteo» y «teteo». A todo lo anterior se agrega el interés de muchos por parecer más jóvenes de la cuenta, empleando para tal fin las jergas juveniles o lo que los lingüistas llaman “Sociolecto de la juventud”.
Y por esa razón, ahora las pautas lingüísticas y lexicales parecen trazarlas, no los escritores y profesores de lengua española, como antes, sino unos mozalbetes, cultivadores de un famoso género llamado “urbano”, a quienes les basta inventarse un disparate expresivo para que hablantes de todos los estratos sociales, envueltos en las redes irracionales de la masificación lingüística y, como loros desenfrenados, comiencen a repetirlo sin parar.
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