RD.- La Universidad INCE lamentó el trágico fallecimiento del joven Joel Rafael Cabrera Espino, egresado de la carrera de Agrimensura de esa universidad por causa de una enorme piedra lanzada a propósito y que impactó su vehículo mientras transitaba por la avenida 27 de Febrero.
El vehículo que conducía, un Kia Soul negro, placa A860749 tiene una abertura de unas 15 pulgadas que impactó el cuerpo del joven.
Según un comunicado firmado por el rector RafaelTeijeiro Ruiz, Cabrera Espino era un joven profesional que estaba cumpliendo con su deber en la vida de ser un ciudadano productivo para su patria, que hizo lo que tenía que hacer; estudiar, capacitarse y trabajar honradamente, no merecía ese trágico final.
Que su fallecimiento sirva de muro de contención a la inacción e inercia de quienes tienen la responsabilidad de protegernos, de quienes tienen el deber de detener estas acciones para que no se sigan perdiendo vidas por causa de la delincuencia deficientemente enfrentada por nuestras autoridades.
Este triste fallecimiento no tiene razón de ser, un acto de esa naturaleza no debió ocurrir nunca, aún más cuando ya se han dado muchos casos similares y varios llamados para que se eviten estas criminales acciones pero que evidentemente las autoridades competentes no han podido detenerlas.
Nunca habrá excusa para hechos de esta naturaleza mucho menos en los tiempos actuales cuando la tecnología de las comunicaciones y cámaras de alta definición permiten tener vigilancia continua en tiempo real de estratégicas ubicaciones y con comunicación directa al sistema del 911 y al C5i, claro, esto así suponiendo que esas posiciones extremadamente sensitivas y críticas están siendo vigiladas 24/7, en este caso una de las vías más importantes de la capital por lo que la sociedad no admite excusas ya que el hecho se produjo a cientos de metros del destacamento del sector de NACO y del palacio de la Policía Nacional y a una hora con escaso tránsito.
No solamente el presidente y altas autoridades tienen el derecho a protección, a nosotros los ciudadanos comunes y corrientes también nos asiste el derecho a que se nos cuide.
No queremos caer en el terreno de la especulación pero la magnitud del peñón, hoy cuerpo del delito nos hace preguntarnos e inferir muchas cosas, como por ejemplo, ¿cómo sostuvieron algo tan pesado y tuvieron la precisión milimétrica para que el objeto interceptara el vehículo como un proyectil tele dirigido e impactara exactamente en el vidrio del lado del conductor?
Eso pudiera indicar implicaciones de un acto terrorista para no fallar, a menos que se demuestre que haya sido realizado por un enajenado mental con fuerza y dotes extremos para el buen cálculo de velocidad y desplazamiento preciso de ese gran pedazo de piedra.
La universidad exige en nombre de la memoria de Joel Rafael Cabrera Espino, sus familiares, amigos; de nuestra sociedad y de esta casa de altos estudios que el o los responsables sean apresados y traducidos a la acción de la justicia y que sean condenados con la mayor de las penas que establece nuestro Código Penal porque no existe en este caso otra posibilidad, y en el caso de que haya sido un enajenado mental quien cometiera el hecho, que sea recluido en un hospital psiquiátrico para que no vuelva a cometer acciones similares.
Ya la capacidad de asimilación de golpes de nuestra sociedad ha llegado al punto de no retorno, estamos cansados de llorar por la pérdida de nuestros ciudadanos.
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