RD.- Con una condición física muy delicada, ya que padece de artritis reumatoide, un humilde señor denunció que unos delincuentes le quitaron su casa que le fue obsequiada por el Gobierno en el 2004.
Su nombre es Quinio Castillo, y por razón de su enfermedad tiene que moverse en una silla de ruedas, detalló que el Instituto Nacional de la Vivienda(Invi), le regaló una casa, pero nunca pudo vivir en ella, porque fue invadida por unos desaprensivos.
Relató para Las Exclusivas de José Peguero: “Esos individuo se enfrentaron a ti-ros con la Policía cuando los fueron a sacar, pero estos nunca los pudieron sacar, y nunca pude tener mi vivienda hasta el día de hoy”.
Esta vivienda que le fue quitada está ubicada en el proyecto Invi San Luís, en el municipio Santo Domingo Este.
Comentó que hoy en día vive en una casa alquilada, la cual es pagada por su hermana, que también reside en ella, pero por los pocos ingresos de ambos, reciben ayudas económicas de algunas personas para poder ayudar a pagar el alquiler.
Añadió que la única entrada económica es una pensión de tan solo 4 mil pesos que recibe del ayuntamiento del Distrito Nacional para el cual prestó sus servicios en la gestión de Johnny Ventura.
Castillo le pide al Gobierno dominicano que por favor le facilite otra vivienda, ya que su condición física le imposibilita generar dinero para construir o comprar una casa por sus propios medios.
Aprovechó para solicitar al presidente que me le otorguen otra vivienda, porque ya esta cansado de rodar como una bola de billar. Además quiere que le aumenten la pensión y poder costear sus necesidades.
Castillo comenta que su vida cambió a la edad de 7 años cuando le diagnosticaron una artritis reumatoide infantil, la cual le provoca dolo-res muy fuertes en las articulaciones. “Sabes que la artritis te provoca muchos dolo-res en las articulaciones. No podía casi moverme, gritaba mucho”.
Sentía que esta enfermedad empeoraba cuando veía a los niños de su misma edad jugar y él no podía acompañarlos. “Yo quería estar con ellos, pero no podía, eso me llevó a un momento crítico, lloraba bastante”.
Para tratar de calmarlo, los médicos comenzaron a darle tratamientos que, aunque aminoraban las dolencias, les fueron afectando otros órganos de su cuerpo.
Comentó que el considera tener un máster en sufrimiento ya que no recuerda haber tenido durante toda su vida un momento de felicidad.
Revela que ha logrado encontrar un poco de paz, tranquilidad en los caminos de Dios.
No obstante, volvió a tener otra recaída cuando su madre el año pasado perdió su vida. Dice que la definía como su compañera de vida.
“Mi madre y yo éramos uña y dedo, nunca nos habíamos separado, porque una buena madre nunca abandona a un hijo”.
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Pese a todo, su invalidez no le ha impedido hacer varios cursos técnicos, entre ellos diseño de página web, electrónica, reparación de computadoras, entre otros; aunque ninguno los ha podido ejercer.
Su discapacidad no le ha quitado las esperanzas de vivir en una casa propia y de que mejoren su pensión, por lo que insiste en hacerle un llamado a las autoridades competentes para que lo ayuden a cumplir su tan ansiado sueño.
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