RD.- El Estado no tiene registro de la existencia de Luis Peña Valdez, de 55 años de edad, pero lo mantuvo preso por 12 años en la Penitenciaría Nacional de La Victoria, sin que exista evidencia de un proceso penal abierto en su contra y sin pasar por ante un juez.
Ahora en libertad, Luis, sin cédula de identidad y electoral, está deseoso de regresar a su natal Batey Verde, en la provincia Monte Plata, a instalarse en un rancho que cree todavía posee, mientras la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) conduce su caso en busca de que el Estado lo compense.
Hace 12 años, Luis fue a la casa de un ingeniero que solo identifica como Moreno, a cobrarle los 35,000 pesos que le debía por los trabajos de albañilería que realizó. La esposa del ingeniero le dijo que este no se encontraba en la casa, pero la hija de la pareja le reveló lo contrario.
El ingeniero nunca salió de la vivienda, desde donde llamó a la Policía Nacional. Al lugar se presentaron agentes policiales que se lo llevaron esposado al destacamento de Sabana Grande de Boyá, donde pasó la noche.
Al día siguiente fue conducido a la sobrepoblada cárcel de La Victoria, ubicada en el distrito municipal homónimo, sin pasar por ante un juez y sin ningún expediente. Los policías solo indicaron que el “expediente” de Luis llegaría más adelante. Pero nunca llegó.
“Fue una forma de secuestro que ese señor (el ingeniero) hizo conmigo”, manifiesta Luis, quien a pesar de lo que le pasó, sonríe contando su historia. Asegura que al ingeniero no le guarda rencor, que no le haría ningún mal si se lo encuentra, pero dejó la justicia en mano de la justicia divina. “Dios se lo cobra, lo puedo ver por ahí y lo saludo como que fuera un hermano mío”.
Luis cuenta que nunca en los 12 años que vivió en La Victoria tuvo problemas con otros detenidos o con los agentes penitenciarios. Sobrevivió lavando la ropa a los demás presos, así como con el aseo de celdas. Los domingos se ganaba 300 pesos por las labores que realizaba. Comía de lo que le brindaban los demás.
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