Los Ángeles, CA – En un emotivo momento previo al Juego 1 de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional entre los Mets y los Dodgers, el Dodger Stadium vivió el regreso de una de sus figuras más icónicas: Manny Ramírez. El exjugador dominicano, quien brilló con los Dodgers entre 2008 y 2010, fue el encargado de lanzar la primera bola ceremonial al serpentinero Tony Gonsolin.
Ramírez, recordado por transformar el ambiente de Los Ángeles durante su estancia con los Dodgers, dejó una marca indeleble en el equipo y la ciudad. Su llegada en julio de 2008, tras un cambio con los Medias Rojas de Boston, fue el detonante de lo que se conoció como “Mannywood”, una era en la que Ramírez se convirtió en uno de los jugadores más populares de la franquicia.
En la recta final de la temporada 2008, Manny Ramírez fue clave en la conquista de la División Oeste de la Liga Nacional por parte de los Dodgers. Bateando un impresionante .396/.489/.743 (OPS de 1.232), con 17 jonrones y 53 empujadas en apenas 53 partidos, Ramírez se erigió como el héroe del equipo. Además, en la postemporada, conectó cuatro cuadrangulares más frente a los Cachorros y los Filis, con un promedio de bateo de .520 entre ambas series.
Con una carrera que abarcó 19 campañas en las Grandes Ligas, Ramírez jugó con Cleveland, Boston, Los Ángeles, los Medias Blancas y los Rays, conectando 555 jonrones y dejando un OPS de por vida de .996.
El lanzamiento de honor en este primer juego del Campeonato de la Liga Nacional trajo de vuelta recuerdos de la magia que Ramírez generó en Los Ángeles. Aunque ya retirado, su legado en la MLB, y particularmente en el Dodger Stadium, sigue vivo.