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Margarita: Si no se actúa, se volvería a niveles de pobreza ya superados

El hambre y la malnutrición vuelven a niveles críticos en todo el mundo. Es una realidad que la pandemia del COVID-19 ha profundizado, pero que ya venía observándose en años recientes, debido a una multiplicidad de factores que son el objeto del más reciente informe sobre el Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo, publicado por la FAO, el FIDA, la OMS, el PMA y UNICEF.

En el 2015, la humanidad, representada por sus gobernantes, se comprometió a lograr el fin de la hambruna y todas las formas de malnutrición a más tardar en el 2030. Han pasado 6 años y la evidencia científica apunta a que los conflictos geopolíticos, la emergencia climática, los vaivenes de la economía mundial y, a partir del año pasado, la pandemia del COVID-19, colocan al planeta en un camino peligroso que ha llevado a que entre 720 y 811 millones de personas sufran de hambre en todo el mundo y que, además, una de cada tres personas no lograra acceso adecuado a comida en el 2020.

Esa es la realidad insoslayable que solo la acción humana puede revertir. El interesante informe de los organismos internacionales apunta a varias estrategias para solventar la situación actual y retornar a un ritmo de disminución del hambre y la malnutrición.

Las propuestas requieren de un mayor esfuerzo en las labores humanitarias en países en conflicto, aumentar los esfuerzos para la resiliencia ante el impacto del cambio climático en la seguridad alimentaria, fortalecer las capacidades de los grupos más vulnerables a las crisis económicos, disminuir el costo de los alimentos en toda la cadena de producción, garantizar la protección social de los que sufren hambre y malnutrición y, finalmente, promover una dieta que impacte de manera positiva la salud de los ciudadanos.

El Objetivo de Desarrollo Sostenible 2 debe colocarse como una prioridad de todas las políticas públicas que puedan impactar positivamente en el mismo. Para la República Dominicana tiene aristas muy particulares.

Porque estamos colocados en el trayecto de fenómenos naturales que se han intensificado debido al cambio climático y, en adición, recibimos fuertes golpes económicos por la variabilidad de los insumos en los mercados internacionales y por las dificultades que hoy presenta la cadena de valor.

Son retos complejos que requieren de la sinergia y la coherencia en las políticas públicas, además de la participación de los entes públicos vinculados al tema en la solución de los principales problemas que afectan a los sectores productivos.

Si no actuamos a tiempo, corremos el riesgo de profundizar las brechas sociales y volver a niveles de pobreza ya superados, lo que a su vez se convierte en un círculo vicioso que condena al país, y a nuestra gente, a ser marginados del bienestar económico y social.

No hay tiempo que perder en este tema. Es urgente atender el desafío del hambre y formar mesas de trabajo multisectoriales que aborden la urgencia que la pandemia ha profundizado, antes de que sea demasiado tarde.

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losmocanos