Ha muerto Consuelo Loera López, la madre de Joaquín El Chapo Guzmán, uno de los mayores narcotraficantes de la historia de México. Tenía 94 años. La noticia ha surgido en medios locales este domingo, que citan información recopilada de autoridades de Sinaloa, estado de origen de la familia. Loera López ha sido noticia estos años por el saludo que compartió con el presidente, Andrés Manuel López Obrador, en uno de sus viajes a la región estos años.
Loera López siempre vivió en La Tuna, comunidad del municipio de Badiraguato, en las montañas de la región. De allí salió El Chapo Guzmán, líder histórico del Cartel de Sinaloa, junto a Ismael El Mayo Zambada, y los hermanos Beltrán Leyva. Pese al poderío teórico del grupo criminal de Sinaloa, la vida no siempre fue fácil para la madre de El Chapo. En 2016, criminales asaltaron su casa en La Tuna, agresión que acabó con la muerte de entre ocho y 12 personas.
La mujer ha aparecido en los medios siempre como un elemento folklórico, el símbolo familiar de una industria criminal. Ya mayor, Loera López alcanzó a López Obrador en uno de sus viajes a la región. En 2020, el mandatario reconoció que la mujer le había entregado una carta. “La fui a ver, porque es una señora mayor, y la saludé y me dio la carta y me dijo ‘es que no permiten a mis hijas visitar a su hermano en la cárcel. Te quiero pedir a ver si usted nos ayuda para que vayan ellas, yo ya no puedo ir a verlo”, explicó el mandatario.
Ante las críticas por la cercanía con la madre del capo, López Obrador trato de explicarse. “Ese es el gran vínculo, el gran escándalo. La carta fue tan en privado y en secreto que se la entregué a la Secretaría de Relaciones Exteriores para que la hicieran llegar al embajador de Estados Unidos”, dijo. “Luego contestaron de la embajada que sí le iban a dar oportunidad a una de las hermanas de Guzmán Loera para que la fuera a ver, o sea, fue un trámite”, añadió.
El Chapo Guzmán vive preso en Estados Unidos desde enero de 2017. Su detención y posterior extradición son parte de la historia del hampa en el país. Aprehendido por primera vez a principios de la década de 1990, se escapó de la cárcel en 2001, en circunstancias un tanto controvertidas. La explicación oficial es que se escondió en un carrito de lavandería. Pero siempre existió el rumor de que policías federales le sacaron de prisión, disfrazado de uno de ellos.
Esta última posibilidad ha cobrado fuerza con los años, por la acusación y posterior condena del jefe de la Policía Federal en años del presidente Felipe Calderón (2006-1012), Genaro García Luna.
La justicia de Estados Unidos acusó a García Luna de conspirar para introducir drogas al país, en contubernio con el criminal de Sinaloa.
La segunda captura de El Chapo Guzmán llegó en años del presidente Enrique Peña Nieto (2012-2018), a principios de 2014.
Las autoridades lo encerraron en el penal federal de El Altiplano, de donde logró escaparse un año y medio después.
Sus secuaces lograron excavar un túnel de una caseta al suelo de su celda, cientos metros alejada de la cárcel. El Chapo vivió a salto de mata durante meses, hasta su última detención, en enero de 2016, en un hotel de Los Mochis, en Sinaloa.
Su posterior extradición a Estados Unidos cerraba una etapa en México. Para entonces, el país sufría un incendio de proporciones colosales, con la violencia desatada, situación que perdura hasta hoy.
Las guerras de los grupos criminales de Sinaloa con organizaciones de otros estados, sumada al descabezamiento de la rama que dirigían los hermanos Beltrán Leyva, sumió al país en una sangría en la que sigue inmersa.
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