NY.- El padre veterano de guerra Juan Rodríguez, de 39 años, llora durante la audiencia en la que se le dispuso vigilancia de suicidio tras fallecer los dos bebés del hispano después que este los dejara abandonados en el vehículo por casi ocho horas.
Después de gritar “¡maté a mis bebés, los maté, los dejé solos en el carro!” y desplomarse el sábado en la corte criminal de El Bronx, donde fue instruido de cargos por homicidio negligente.
Y poner en peligro el bienestar de sus hijos, el hispano Juan Rodríguez, de 39 años y residente en el pueblo de New City en el condado Rockland, fue puesto bajo vigilancia de suicidio.
La jueza Patsy Goldborne impuso la medida a Rodríguez luego de este ser liberado con una fianza de $100.000 dólares por las muertes de los gemelos Phoenix y Luna Rodríguez de 1 año de edad.
También se le ordenó entregar su pasaporte y tendrá que regresar a la corte el primero de agosto.
Rodríguez, quien es un miembro activo en la Guardia Nacional de Estados Unidos, veterano de la guerra en Irak y trabajador social en el hospital de veteranos en El Bronx, estalló en incontrolables llantos en el tribunal, con una sala repleta de familiares, amigos y allegados, quienes unánimemente le mostraron respaldo, calificándolo de un padre ejemplar y entregado por completo a sus hijos.
Además de los gemelos, Rodríguez tiene otros tres hijos de un primer matrimonio.
“Sufrí un apagón mental y me quedé en blanco”, le dijo Rodríguez al juez, explicando que juraba que el viernes en la mañana había llevado a los gemelos al Day Care (guardería infantil), donde los dejaba todos los días, antes de ir a su trabajo en el hospital.
Entre quienes lo apoyaron dentro y fuera de la corte, estuvo su esposa Marissa, quien también testimonió que su esposo es uno de los mejores padres del mundo.
En similares términos, se expresaron vecinos de la casa de la familia Rodríguez en New City.
Rodríguez, como de costumbre, transportaba a los gemelos en los asientos para bebés y amarrados con las correas de seguridad en los asientos de la parte de atrás del vehículo.
A las 8:22 de la mañana salió del vehículo, cerró todas las puertas y se fue a su trabajo, pasando el día en sus labores, creyendo que había dejado a los niñitos en la guardería.
Para empeorar el “apagón mental”, no surgió ningún elemento que le recordara que andaba con los gemelos.
Ni la madre, la abuela ni ningún otro familiar lo llamaron para preguntarle, como de costumbre para saber su día y por la estadía de los gemelos en la guardería.
Su turno, terminó a las 3:59 de la tarde, hora en la que regresó al carro, estacionado a unas cuadras del hospital y un área semidespoblada.
Entró, encendió el motor y todavía no se acordaba de sus gemelos, hasta conducir un par de cuadras, cuando miró atrás, viéndolos muertos y con abundante espuma en sus boquitas.
Rodríguez fue arrestado el sábado y acusado de la muerte de los dos infantes.
Los cuerpecitos de los gemelos tenían una temperatura interna de 108 grados cuando los médicos forenses examinaron sus cadáveres en el asiento del vehículo.
«Supuse que los dejé en la guardería antes de ir a trabajar», dijo Rodríguez a la policía en la escena, de acuerdo con el expediente.
«¡Me quedé en blanco!”, gritó. “¡Mis bebés están muertos! ¡Maté a mis bebés!”, repetía destrozado una y otra vez.
Rodríguez aún sollozaba por su comparecencia el sábado por la noche ante la jueza Patsy Goldborne.
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