El pandillero de Los Trinitarios, Luis Cabrera Santos fue sentenciado ayer martes a 12 años en la cárcel por el asesinato del estudiante dominicano Lesandro Guzmán Feliz el 20 de junio 2018 en una bodega de El Bronx.
Cabrera Santos se declaró culpable después que la fiscalía de El Bronx reculó para modificar los cargos originales que pudieron llevarlo al presidio con cadena perpetua.
El pandillero sentenciado ayer es el primero de cinco trinitarios que también pactaron acuerdos con los fiscales para recibir sentencias leves por el brutal homicidio del adolescente que era miembro del grupo juvenil “NYPD Explorers” (Exploradores del NYPD) donde buscaba convertirse en un oficial de la policía de Nueva York.
Esto ocurre más de un mes después de que Cabrera Santos fue identificado como uno de los pandilleros que participó en el asesinato de Junior después que el estudiante fue arrastrado desde el interior de una bodega en la calle 187 y avenida Bathgate, donde entraron los matones después de perseguirlo.
Santos también que cumplir cinco años en libertad supervisada luego que cumpla la actual sentencia. Los otros cuatro serán sentenciados el viernes de esta semana en la Corte Suprema Estatal de El Bronx donde se ventila el caso.
Cabrera Santos se declaró culpable por homicidio involuntario tras ser acusado de asesinato, homicidio involuntario, asalto de pandillas y posesión criminal de un arma.
Sus compañeros de pandilla Danel Fernández, José Tavarez, Ronald Ureña, Gabriel Ramírez Concepción y Danilo Payamps Pacheco también llegaron a acuerdos de culpabilidad.
Fernández será sentenciado a 18 años de prisión y los otros acusados enfrentan penas de entre 12 y 15 años.
En 2019 los primeros cinco trinitarios encausados fueron condenados a cadena perpetua.
Otros dos acusados que dirigían la célula de Los Trinitarios “Los Sures” fueron declarados culpables en julio de 2022.
La madre de Junior, Leandra Feliz, se ha mantenido opuesta a las negociaciones de los fiscales con los pandilleros diciendo que todos los participantes en el asesinato, merecían la cadena perpetua.