“Creo que este mes o el otro, se le vence a ella la inyección de planificación que se le pone para evitar que tenga más hijos”. Este dato lo ofrece su hermana Isaura Lorenzo ante el temor que siente de que Cristina Martínez Lorenzo vuelva a ser abusada por personas inescrupulosas, como ha sucedido en otras ocasiones.
Ella y sus demás familiares tienen razón para preocuparse. Los dos hijos que tiene la mujer que, según testifican, la Dirección de Migración la mandó para Haití, son producto de dos violaciones sexuales. “Porque es que los ‘tígueres’ la drogan y abusan de ella, y de verdad que no tenemos manera de controlar eso, porque ella se escapa y hay gente mala”, comenta Isaura con evidente tristeza.
Los dos hijos de Cristina, Cristian y Yago, de nueve y cuatro años, no saben quiénes son sus padres. “Por ejemplo, cuando salió embarazada del último niño, le preguntamos que de quién era, y sólo decía que alguien la arrastró, pero nunca dio el nombre. El caso es que no sabemos de quiénes son los niños”. Lo dice apenada.
No hay motivos para atribuirle la desaparición de Cristina a algún tipo de descuido. Conversar con esta familia deja claro que han hecho hasta lo que nunca imaginaron para salvaguardar su integridad y su bienestar. “Nosotros siempre estamos pendientes, pero como hemos dicho, ella tiene su problema y siempre busca la forma de salir, pero nunca pensamos que podía pasar esto tan grave”. No pierden la fe.
“Ella no es adicta”
Aunque no niegan los daños que algunas personas le han hecho a Cristina, drogándola para luego usarla y ultrajarla, aseguran que ella no es adicta. “A veces hasta para reírse de ella, para burlarse… le dan droga sin darse cuenta el daño que le están haciendo. Y por ejemplo, si ella pide que le den 10 pesos, de una vez le dan esa porquería o abusan de ella sexualmente para dárselos”. Es decir, ¿la han prostituido? Se le preguntó, a lo que respondió que sí, que Cristina ha sido víctima de muchas agresiones.
Esto también lo corrobora Dominga Martínez, tía de Cristina, quien con mucho pesar recuerda que una vez, “cuando ella vivía aquí en mi casa, se fue a andar, no la encontramos, y después nos la tiraron en la puerta, estaba muy mal, nos fuimos para el hospital y allá nos dijo el médico legista que ella había sido violada por tres personas, ese solo día”. Lo cuenta con tristeza y comenta que duró más de una semana interna.
Tan grande fue el daño causado que, luego de haberle dado de alta, fue necesario que la ingresaran de nuevo porque estaba muy mal. Así de delicada se sentía el 19 de septiembre cuando la montaron en el camión de Migración. “Ese día a ella le dolía mucho la barriga porque le dieron droga, y fue al hospital y ahí le pidieron sus documentos y, como ella no los tenía, le llamaron a la Policía y ahí fue que se la llevaron”. Lo cuenta Dominga.
“Es como una niña”
“La mente de Cristina es como la de una niña, yo creo que de tres años, no tiene malicia, no sabe leer ni escribir, y debe andar indefensa por ahí, sabrá Dios todos los trabajos que ha pasado mi hermana y nadie hace nada”. Esto conmueve.
Tanto ella como su tía Dominga hacen hincapié en que desde su niñez, la mujer que hoy nadie sabe dónde fue a parar, ha presentado trastornos mentales. A los cuatro años aun no caminaba, su desarrollo fue lento y, aunque tiene unos 35 años, como dice su hermana, su mente sigue siendo infantil.
Ambas atribuyen la condición mental de Cristina a que es producto de la unión de dos primos. Su padre Pedro María Martínez y su madre Gerónima Lorenzo, ambos fallecidos, también procrearon a Margarita. En total, son seis hermanos.
“Lo que más falta le ha hecho a Cristina es mi mamá, porque cuando ella estaba viva la protegía, y la gente tenía más respeto, pero ahora no, hay muchos que desde que tienen la oportunidad le hacen daño, la drogan y la violan”. Isaura lo lamenta y se siente impotente ante esta realidad, aunque ahora sólo quiere encontrar a su hermana.
Claman a la primera dama
“Usted que es mujer, que es madre… por favor ayúdenos a encontrar a Cristina. Ya no sabemos qué más hacer. Vamos a un sitio y dicen que es otro, de ahí nos mandan para otro más, pero nada de darnos respuesta. Lo único que nos dan es boches. Así que confiamos en que usted nos ayudará a reencontrarnos con nuestra hermana”. Isaura hace ese llamado a la primera dama Raquel Arbaje, enfatizando la situación de angustia por la que atraviesan los dos hijos de la mujer que, desde hace varios días, nadie ha dado con su paradero, luego de que la llevaron al Vacacional de Haina junto a otras personas que sí son de nacionalidad haitiana.
Anhelos de verla
Cristina es hija de padres dominicanos, pero al igual que sus hijos, no está declarada. No tiene papeles que avalen su procedencia, pero sí una familia que saca la cara por ella y espera con ansias su retorno a casa.
“Hasta un compartir hago yo el día que ella regrese con nosotros, porque yo la extraño, y me preocupa mucho no saber si está comiendo o si se ha podido bañar”. Interrumpe el relato porque las lágrimas le impiden seguir hablando, pero de inmediato añade que Cristina es una mujer muy limpia, «siempre está bañada, se baña varias veces al día”.
Así como lo es con su cuerpo, lo es con los quehaceres de la casa, dice su hermana, a quien le brillan los ojos sólo de pensar en su reencuentro con Cristina.
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