La primera dama de Haití, Martine Moise, considera seriamente postularse a la presidencia de Haití tras el asesinato a tiros de su esposo, ataque del que ella resultó gravemente herida y podría dejarle infuncional el brazo derecho.
Moise, en una entrevista concedida al diario New York Times, reveló que no confía en las autoridades de su país a cargo de la investigación, por lo que ha pedido que agencias como el FBI se mantengan en las pesquisas y sigan el rastro del dinero para ver quién dio la orden de matar al presidente haitiano.
Este dinero podría apuntar, dijo al diario, a los oligarcas de Haití o al propio sistema político. La policía haitiana ha detenido a una gran variedad de personas en relación con el magnicidio, entre ellas 18 colombianos y varios haitianos y haitianos estadounidenses, y siguen buscando a otros.
Entre los sospechosos hay militares colombianos en retiro, un exjuez, un vendedor de equipo de seguridad, un corredor de seguros e hipotecas en Florida, y dos comandantes del equipo de seguridad del presidente. Según la policía haitiana, el intrincado plan gira en torno a un médico y pastor de 63 años, Christian Emmanuel Sanon, que dicen los funcionarios conspiró para contratar a los mercenarios colombianos para matar al presidente y quedarse con el poder político.
Pero los críticos de la explicación del gobierno dicen que ninguna de las personas nombradas en la investigación tenían los medios para financiar por sí mismos el plan. Y Martine Moïse, como muchos haitianos, creen que detrás de ellos debe haber un autor intelectual que dio las órdenes y aportó el dinero.
Ella quiere saber qué pasó con los 30 a 50 hombres que solían estar apostados en su casa siempre que su esposo estaba en casa. Ninguno de sus guardias murieron o siquiera resultaron heridos, dijo. “No comprendo cómo es que a nadie le dispararon”, dijo.
En el momento de su muerte, Moïse, de 53 años, atravesaba una crisis política. Los manifestantes lo acusaron de sobrepasar su mandato, de controlar las pandillas locales y de gobernar por decreto mientras las instituciones del país se vaciaban.
Moïse también estaba enzarzado en una batalla con algunos de los oligarcas más adinerados de Haití, entre ellos la familia que controlaba la red eléctrica del país. Aunque muchas personas describían al presidente como un líder autoritario, Martine Moïse dijo que sus conciudadanos deberían recordarlo como un hombre bueno que se enfrentó a los ricos y poderosos.
Y ahora quiere saber si alguno de ellos lo mandó ma-tar.
“Solo los oligarcas y el sistema podía matarlo”, dijo.
Martine Moïse dijo que quiere que los asesinos sepan que no les tiene miedo.
“Quisiera que capturen a la gente que hizo esto o si no van a matar a todos los presidentes que asuman el poder”, dijo. “Ya lo hicieron una vez. Lo van a volver a hacer”.
Dijo que considera seriamente postular a la presidencia una vez que se someta a más cirugías para su brazo herido. Ya ha pasado por dos operaciones y los médicos planean implantar nervios de los pies en el brazo, dijo. Es posible que no pueda volver a usar su brazo derecho, dijo, y solo puede mover dos dedos.
“El presidente Jovenel tenía una visión”, dijo, “y nosotros los haitianos no vamos a dejar que muera”.