Baní vuelve a ocupar páginas con titulares de noticias trágicas y apuntes sobre las repetitivas e ilegales aventuras migratorias de ciudadanos.
Sin siquiera haberse repuesto del dolor y sufrimiento que aún cargan como pesar nueve familias por la tragedia de Chiapas, México, ya se ha reportado el naufragio de una yola, entre el archipiélago de Las Bahamas y Florida, Estados Unidos, con cuando dos menos seis banilejos fallecidos.
Por el momento, se conoce de los casos de Junior Pascual Báez, de 49 años, un residente local del barrio Villa Real, próximo a la comunidad Boca Canasta, situada en la franja sur costera de esta ciudad, y otro joven, también de aquí, de 19 años, cuya identidad se desconoce.
Sobre la muerte de Pascual Báez, familiares cercanos cuentan que deja a su esposa viuda y a cuatro hijos en la orfandad que viven en Estados Unidos, donde Pascual había residido por 20 años, antes de decidir venir al país a resolver un problema que tenía con una finca.
Su hermana, Amparo, lo describe como “un padre ejemplar, hijo excelente y un hermano adorable”, que últimamente vivía del negocio de bienes raíces aquí.
“Él hacia pequeñas hipotecas y pequeños préstamos”, dice la acongojaba mujer.
“Por ser tan buen padre fue que le sucedió esto, porque él quería volver a reunirse con su familia después de más de cinco años sin verle. Él no se merecía esa muerte”, cometa Amparo, entre sollozos.
Hasta el momento, comenta Israel Báez, su sobrino, y Amparo, que ninguna autoridad se ha acercado hasta ellos para pedir información o indicarles si se están haciendo algunas diligencias, de manera oficial, para localizar y traer los restos al país de su familiar.
Denia Santos, otra hermana de Pascual, bajo un llanto desconsolador, pide la justicia que aprese al organizador de este otro trágico viaje y que lo hagan pagar por este crimen.
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