La tarde de este martes 5 de septiembre se llevó a cabo el entierro de Leopoldo Severino, popularmente conocido como el Viejo Liopo. En una emotiva ceremonia, sus restos mortales fueron depositados en su última morada ante la presencia de familiares, amigos y comunidad.
La congregación se hallaba sumida en un estado de luto, pero también hubo espacio para rememorar los alegres y significativos momentos que Severino compartió con su entorno a lo largo de su vida.
La despedida estuvo plagada de llantos y recuerdos entrañables, que evidenciaron el cariño y respeto que los presentes sentían por el difunto. Severino, o el Viejo Liopo, como se le conocía cariñosamente, dejó un vacío insondable en su comunidad, la cual siempre le recordará con afecto y gratitud.
A lo largo del acto, se pudieron oír testimonios y anécdotas que relataban cómo Severino había dejado una huella imborrable en la vida de aquellos que tuvieron el placer de conocerlo. Su pérdida representa no solo un golpe emocional para su familia, sino también una gran pérdida para la comunidad entera.
Sin embargo, la tristeza y el amor que se palpaban en el ambiente fueron testimonio más que suficiente del impacto que Leopoldo Severino tuvo en la vida de quienes lo rodeaban.
Es en estos momentos de duelo cuando las comunidades se unen más, mostrando el apoyo y solidaridad que tanto caracterizan al ser humano en situaciones adversas.
El legado de el Viejo Liopo seguramente perdurará en el recuerdo y en las acciones de quienes lo conocieron, como un símbolo de la calidez y la generosidad que le eran tan propias.
