
A veces, el dolor más profundo no proviene de la certeza, sino de la ausencia de respuestas. En medio de una búsqueda llena de incertidumbre, la familia de Sudiksha Konanki, una joven estudiante universitaria desaparecida en Punta Cana, ha dado un paso devastador pero necesario: solicitar que su hija sea declarada legalmente fallecida.
La joven de 20 años, originaria de Virginia y estudiante destacada de la Universidad de Pittsburgh, desapareció durante un viaje de vacaciones de primavera en República Dominicana.
Desde entonces, el tiempo se ha convertido en un enemigo implacable para sus padres, quienes enfrentan un proceso emocional desgarrador mientras la investigación oficial sigue abierta sin avances concluyentes.
A pesar del despliegue de recursos tecnológicos y humanos, entre ellos el uso de drones por parte de las Fuerzas Armadas dominicanas, no se ha encontrado evidencia directa que permita confirmar lo ocurrido.
“Estamos enfrentando la más dura realidad como padres. No hay palabras que describan este vacío. Aceptar que no volveremos a ver a Sudiksha es la decisión más dolorosa que hemos tenido que tomar”, expresaron sus padres, Subbarayudu y Sreedevi Konanki, en una carta enviada a las autoridades dominicanas, solicitando que inicien el procedimiento legal para reconocer su presunto fallecimiento.
Los investigadores locales han señalado que la hipótesis principal apunta a un ahogamiento accidental, y que no se ha identificado ningún indicio de intervención externa o criminalidad.
Sin embargo, como explicó el abogado dominicano Julio Cury, la legislación del país exige la existencia del cuerpo o de evidencia concreta para poder emitir una declaración oficial de defunción.

En casos extraordinarios, podría contemplarse una excepción a través de una ley especial aprobada por el Congreso o directamente por el presidente, un proceso sin tiempos establecidos y de complejidad institucional considerable.
La legislación de Virginia, por su parte, ofrece caminos distintos. Bajo el código estatal, se puede considerar a una persona legalmente fallecida antes del plazo de siete años si existen condiciones que demuestren exposición a un peligro inminente de vida.
Según la profesora de Derecho Naomi Cahn, de la Universidad de Virginia, los detalles del caso de Sudiksha podrían ser suficientes para aplicar esta cláusula y avanzar en el proceso judicial dentro del territorio estadounidense. Mientras tanto, la Oficina del Sheriff del Condado de Loudoun, donde reside la familia, ha mostrado total disposición para acompañarlos en esta travesía legal y emocional.
A través de su Unidad de Apoyo a Víctimas, brindan orientación sobre cómo reunir la documentación necesaria y presentar ante los tribunales la solicitud de presunción de fallecimiento, además de otros procesos que podrían derivarse en lo legal y administrativo.
El abogado Phillip DiLucente, experto en derecho penal y civil, explicó que, más allá del proceso de duelo, la declaración de fallecimiento también es necesaria para liberar trámites estancados: “Sin un certificado oficial, los padres no pueden acceder a fondos universitarios, pólizas de seguro, o establecer un patrimonio que beneficie a los otros hijos. Todo queda suspendido en un limbo legal”, detalló.
También agregó que, de surgir más adelante una intención de demandar por responsabilidad civil o negligencia, esta declaración sería un requisito básico para definir las acciones legales y calcular posibles indemnizaciones.
“Nuestro único deseo es poder honrar su memoria. Es difícil continuar sin certezas, pero aún más doloroso es no poder hacer lo necesario para seguir adelante como familia”, dijo entre lágrimas Subbarayudu Konanki, en una entrevista concedida al canal WTTG, en la que también pidió respeto por el proceso que atraviesan y privacidad para cuidar de sus otros dos hijos pequeños.
Hasta la fecha, la familia Konanki no ha expresado intención alguna de demandar a terceros, aunque los expertos coinciden en que la declaración legal podría facilitar esa vía si más adelante se descubren elementos que lo ameriten.
También permitiría gestionar su patrimonio, cancelar registros oficiales y comenzar trámites que han quedado paralizados desde su desaparición.
La historia de Sudiksha guarda similitudes inquietantes con el caso de Natalee Holloway, desaparecida en 2005 en Aruba.
Aunque su cuerpo jamás fue encontrado, su padre logró una sentencia judicial que la declaró fallecida seis años después, permitiendo cerrar temas legales, académicos y familiares.
Mientras tanto, en República Dominicana, las autoridades continúan con el proceso investigativo, aunque reconocen que sin nuevos hallazgos, el caso podría mantenerse abierto por tiempo indefinido.
El portavoz del sheriff, Thomas Julia, declaró que “aún no puede cerrarse el caso sin agotar todas las vías de investigación. La falta de cuerpo complica cualquier decisión definitiva”. Hoy, el rostro de Sudiksha permanece en el recuerdo de familiares, amigos y compañeros de clase, quienes aún esperan respuestas.
Pero sus padres han tomado la dolorosa decisión de no seguir esperando lo incierto, y con ella, iniciar un nuevo capítulo en medio de una pérdida que ha cambiado sus vidas para siempre.