El velatorio del agente de la Dirección Central de Investigación (DICRIM) Omar Pérez Everson, quien fue ultimado por delincuentes la noche del lunes en La Ciénaga, estuvo marcado por un profundo dolor y un fuerte clamor de justicia. La casa paterna en Capotillo, donde residía el fallecido, se vio abarrotada de familiares y amigos que acudieron en masa para rendirle el último adiós.
Las muestras de afecto y respeto hacia Omar no se hicieron esperar; coronas de flores adornaban el lugar mientras el llanto y las palabras de consuelo se entrelazaban con la exigencia de que se haga justicia.
Entre los presentes, tanto jóvenes como adultos expresaron su pesar, recordando al policía como un joven ejemplar, amante de la música y buen vecino.
En representación de la familia, un tío de Pérez Everson tomó la palabra para manifestar el dolor colectivo y la esperanza de que la Institución del Orden lleve a cabo una investigación exhaustiva y procese a los responsables del crimen.
El fallecido deja un hijo de apenas ocho meses, por quien los familiares están solicitando una indemnización por parte de la policía.
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