La capital dominicana y su entorno prácticamente colapsan a distintas horas al formarse serios taponamientos de tránsito.
Esto ocurre a pesar de medidas que dicen haber adoptado el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (INTRANT) y la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (DIGESETT) dirigidas a impedir el mayúsculo y creciente caos en la movilidad de vehículos.
Las acciones de estos organismos oficiales han resultado ser una aspirina, aplicada a un paciente con una grave infección. No han causado ningún efecto positivo, por lo cual los capitaleños siguen agobiados y molestos pues no pueden movilizarse con facilidad.
Unos atribuyen la causa del problema a que hay un creciente número de vehículos transitando como consecuencia del aumento poblacional y la mejoría económica del país. Otros señalan que se debe a la falta de educación de los conductores.
Urbanistas resaltan que la gran causa del caos es que la ciudad de Santo Domingo solamente tiene corredores (largas avenidas) en dirección este-oeste, pero muy pocos norte-sur.
En dirección este-oeste están las avenidas Independencia, Bolívar-Rómulo Betancourt, 27 de febrero, los elevados de la 27, Prolongación de la avenida México, César Nicolás Penson y Kennedy-Quinto Centenario. Pero en dirección norte-sur apenas tenemos las avenidas Duarte, Máximo Gómez, el túnel de la Ortega y Gasset (de un sólo carril), Tiradentes, Abrahán Lincoln, Winston Churchill y Núñez de Cáceres.
Las vías este-oeste son amplias y fluidas, dotadas de elevados. pasos a desnivel y puentes peatonales, pero las norte-sur están muy separadas unas de otras, son estrechas y difíciles de transitar.
Las evidencias demuestran que otra de las grandes causas del caos es que no está siendo cumplido aproximadamente el 90 por ciento de las disposiciones de la Ley 63-17, la cual tiene por objeto regular y supervisar la movilidad, el transporte terrestre, el tránsito y la seguridad vial en la República Dominicana.
La DIGESETT no está haciendo nada por corregir esta situación, pues sus agentes sólo se limitan a esconderse detrás de árboles a tratar de sorprender a los conductores que violan la luz roja de los semáforos y a remolcar con grúas los vehículos que, entienden, están mal estacionados.
Según urbanistas, el actual gobierno u otro que le suceda debe embarcarse de manera seria en dotar a la ciudad de corredores norte-sur y aplicar otras medidas no sólo costosas sino también valientes, como lo hicieron en su oportunidad los gobiernos de Joaquín Balaguer y de Leonel Fernández. Y rígidamente hacer cumplir la Ley 63-17.
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